Con todo, la Santa Sede dio a entender que podría tratarse simplemente de relaciones homosexuales entre jóvenes internos.

En el preseminario San Pío X, ubicado en un palacio cercano a la residencia del papa Francisco, se alojan niños y adolescentes de todo el mundo. Estos residentes estudian en una escuela privada del centro de Roma y participan como “niños del coro” en las misas de la basílica de San Pedro. Algunos de ellos deciden a continuación hacerse sacerdotes e ir al seminario.

“Tras varias denuncias, anónimas o no, se llevaron a cabo investigaciones desde 2013, varias veces, tanto de los superiores del preseminario como del obispo de Como (norte)”, la diócesis a la que pertenecen los educadores, precisó el comunicado.

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Las denuncias de abusos, que en aquel momento no pudieron confirmarse, “habrían implicado a alumnos de la misma edad entre sí, algunos de los cuales ya no estaban presentes en la institución en el momento de las investigaciones”, añadió la Santa Sede, que justificó la apertura de una nueva investigación por “la aparición reciente de nuevos elementos”.

El Vaticano hizo alusión a la aparición en Italia del libro “El pecado original”, del periodista italiano Gianluigi Nuzzi.

La obra explica que dentro del preseminario, un seminarista mayor de edad habría abusado sexualmente de, al menos, un estudiante de “17 o 18 años” entre el 2011 y el 2012, delante de un testigo.

Este testigo, el polaco Kamil Tadeusz Jarzembowksi, indicó que el seminarista acudía regularmente por la noche a su habitación para tener relaciones sexuales con su compañero de cuarto, que “se sentía obligado a ceder a sus exigencias” y que entre ellos no existía ninguna relación amorosa.

En un reportaje de televisión, emitido el pasado domingo en la televisión italiana, la presunta víctima afirmó, con el rostro encubierto, que había sufrido abusos sexuales desde su primer año en el preseminario, cuando tenía 13 años.

En la misma emisión, el obispo de Como y el exrector del preseminario aseguraron que las acusaciones eran “calumnias” inventadas por el joven polaco, expulsado del centro de enseñanza.

Los testimonios de la emisión no precisaron la edad del acusado, pero según una fuente del Vaticano, tendría unos seis meses más que su presunta víctima.

AFP