Al poco tiempo de emitir su veredicto de culpabilidad por asesinato, el juez del tribunal penal de Old Bailey de Londres, donde se celebró la diligencia judicial, condenó al acusado, una pena que el magistrado justificó debido a la “gravedad excepcional” del delito cometido.

En el momento de conocerse el dictamen se encontraban presentes en el tribunal el viudo de la parlamentaria, Brendan Cox, sus padres (Jean y Gordon Leadbeater) y su hermana, Kim, según The Guardian.

En declaraciones al tribunal, el marido de la política asesinada indicó que la familia no había acudido a la audiencia para implorar un castigo.

“No sentimos otra cosa más que lástima por él (en alusión a Mair), por el hecho de que su vida estuviera tan desprovista de amor y tan llena de odio, que su única manera de encontrar un significado fuera atacar a una mujer que representaba todo lo que este país tiene de bueno, con un acto de suprema cobardía”, dijo el viudo.

“La muerte de la diputada fue un acto político y un acto de terrorismo, motivado por el odio, que ha derivado en un derroche de amor”, agregó.


El asesino de Cox mantenía vínculos con organizaciones de extrema derecha, sufría depresión y estaba medicado, según trascendió a los medios británicos luego de producirse el incidente.

El suceso se produjo en la localidad de Birstall, en el condado inglés de West Yorkshire, en el momento en que Cox ejercía su trabajo como parlamentaria, y conmocionó a la sociedad británica en plena recta final de la campaña del referendo europeo, informó The Telegraph.

Mair, que negó los cargos imputados contra él -entre ellos el de asesinato, posesión de armas de fuego y daños físicos a un hombre de 78 años que trató de ayudar a la política–, no presentó ningún alegato en su defensa y permaneció impasible mientras se leía el dictamen.

En el momento de agredir a Cox, el asesino gritó: “el Reino Unido va primero”, según los testigos presenciales.

Con EFE

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