“Es importante que los niños entiendan que hay múltiples perspectivas en todos los temas, y que tienen una opción en cómo piensan”, dice Doug Mesner, el cofundador del Templo Satánico, al Washington Post.
La secta pedirá a varias escuelas del país que les permitan abrir un club extracurricular para que los niños atiendan después del colegio, como hacen con otra clase de clubes, incluido uno cristiano.
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Sin embargo, más allá del nombre, el club no busca convertir a los niños en ‘adoradores del mal’, ya que en realidad esta organización no promueve la creencia en la existencia de un ser que otras religiones identifican como Satán, Lucifer o Belcebú.
En realidad, el Templo rechaza las creencias sobrenaturales y promueve el racionalismo científico como la mejor forma para medir la realidad. Además, promulga la separación constitucional entre iglesia y estado.
Satán, para ellos, viene a ser una “construcción metafórica” creada para “representar el rechazo de todas las formas de tiranía sobre la mente humana”, explica Mesner.
En 2001, la Corte Suprema dictaminó que los colegios no pueden excluir programas extracurriculares por su orientación religiosa, así que aunque la idea del Club de Satán, parezca poco probable en la práctica, legalmente podría tener de donde aferrarse para llevarse a cabo.
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