El actual “plan de emergencia nuclear”, de 2003, está siendo actualizado por un grupo de trabajo que reúne a responsables de los ministerios de Salud y de Interior, para tener en cuenta las lecciones de la catástrofe de Fukushima (Japón), explicó a la AFP Els Cleemput, portavoz de la ministra de Salud, Maggie De Block.

Se recomendó que se amplíe a todo el país la distribución preventiva de pastillas de yodo.

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La medida concierne por ahora a las personas que viven en un perímetro de 20 km alrededor de las centrales nucleares belgas de Tihange (sur) y Doel (norte), en la frontera belga cerca de la central francesa de Chooz, así como de la planta holandesa de Borssele y de los centros de investigación nuclear de Fleurus (sur) y Mol (norte).

“Conforme a las recomendaciones, la distribución preventiva se extendería a un perímetro de 100 km (es decir todo el país) y se daría prioridad a los grupos vulnerables, estos son los niños, los adolescentes, las embarazadas y las mujeres en periodo de lactancia”, explicó esta semana la ministra en el Parlamento.

“El objetivo es tener una estrategia actualizada para 2017”, agregó la ministra, según el texto enviado por sus servicios.

El líder del grupo ecologista Jean-Marc Nollet (oposición), se felicitó de la medida que reclamaba su partido pero subrayó que no quiere decir que “el riesgo nuclear ya no exista”, indicó La Libre Belgique.

La seguridad de las centrales belgas es objeto de polémica desde hace varios años, tanto en Bélgica como en los países vecinos. Alemania y Luxemburgo pidieron que dejaran de operar de manera provisional los reactores de Doel 3 y de Tihange 2, cuyas cubas tienen miles de fisuras.

Por su parte la agencia belga de control nuclear (AFCN) indicó que las centrales responden “a las exigencias de seguridad más severas” y que no hay “ninguna razón” de atender las peticiones de Alemania y Luxemburgo.

AFP

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