“La Corte (…) llegó a la conclusión de que el régimen carcelario implica un tratamiento inhumano a Breivik”, estimó el tribunal de Oslo.
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La juez Helen Andenaes Sekulic sin embargo desestimó la demanda de Breivik respecto a sus comunicaciones con el exterior, ámbito cubierto por el artículo 8 de la misma convención.
El extremista de 37 años, que ahora se declara abiertamente neo-nazi, pedía el levantamiento de las restricciones sobre su correo y sus visitas para poder comunicar con sus simpatizantes, una perspectiva rechazada por las autoridades por cuestiones de seguridad.
Breivik fue condenado en agosto de 2012 a 21 años de cárcel por haber matado a ocho personas haciendo estallar un coche bomba cerca de la sede del gobierno en Oslo y a otras 69 disparando en un campamento de verano de la juventud laborista en la isla de Utoya en 2011.
Durante más de una hora persiguió a cerca de 600 adolescentes aterrorizados que no podían salir de la isla. La mayoría murieron de un disparo en la cabeza.
AFP
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