El funcionario también dijo que aumentaron los heridos, aunque sin precisar un nuevo balance de lesionados.

“Tenemos lamentablemente que informar que estamos bordeando las 350 personas fallecidas, el número de heridos también se ha incrementado”, dijo Navas, en declaraciones al canal de televisión Teleamazonas. El anterior balance era de 272 fallecidos y 2.068 de heridos.

“Hay todavía muchísimos cadáveres entre los escombros”, había advertido el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, que regresó a Ecuador luego de una visita de más de una semana a Estados Unidos y el Vaticano. También había estimado la cantidad de heridos en 2.068.

Equipos de socorro intentan ayudar a las miles de personas damnificadas en el país sudamericano por el potente sismo de 7,8 grados, el más fuerte en 40 años.

La calle Pedro Gual en la ciudad de Portoviejo (oeste), una de las más afectadas, parece literalmente una zona de guerra: algunos edificios han quedado reducidos a escombros, otros están medio derrumbados y hay postes de luz tendidos sobre el asfalto, mientras vecinos y curiosos contemplan estupefactos la magnitud de la tragedia.

“Ya rescatamos tres fallecidos y creemos que hay de 10 a 11 personas más atrapadas”, explicó un miembro del cuerpo de rescate asignado a la búsqueda de víctimas en el Hotel El Gato, un edificio de seis pisos que se desplomó por completo, sepultando a personas y vehículos.

La situación en Portoviejo es tan delicada, que hay caminar por la mitad de la calle por riesgo de que colapsen las casas que quedan en pie, constató la AFP.

“Todo fue así tan rapido, no nos dio tiempo a nada. Le dije a mi esposa: ‘sal con los niños’ y ya no se pudo. Empezaron a caer esas paredes, como usted puede ver ahí. Tuvimos que refugiarnos en una esquinita, bajo un mueble”, recuerda el peluquero Fernando Chávez.

En el ambiente empieza a percibirse la descomposición de los cadáveres atrapados.

El terremoto de 7,8 grados -el más fuerte desde 1979- tuvo una duración de aproximadamente un minuto y afectó sobre todo a seis provincias de la costa ecuatoriana, de sur a norte.

El último reporte había sido de 235 muertos, 1.557 heridos y más de 189 réplicas de distintas intensidades.

Han pasado varias horas desde que la tierra tembló con rabia el sábado sobre las 19H00 locales (00H00 GMT), pero los sobrevivientes siguen todavía aturdidos por el impacto, sin poder desprenderse del temor a nuevas réplicas.

“Cómo no voy a llorar, había una persona atrapada que gritaba pidiendo auxilio, pero después ya dejó de gritar. Ay, Señor, fue terrible”, dijo Nelly, una desconsolada mujer de 73 años, frente al destruido mercado de abastos del Abdón Calderón, en las afueras de Portoviejo.

“Fue horrible, primera vez que siento un sismo como éste, me pareció que duró como un minuto y medio. La casa parecía que se caía. Estoy sorprendida, no me imaginaba que esta ciudad quedara así”, declaró visiblemente afectada Bibi Macontos, de 57 años.

“Barrio Tarqui de Manta muy afectado. Pedernales destruido. Vicepresidente se dirige a Portoviejo”, informó en su cuenta en Twitter el presidente Rafael Correa, quien tiene previsto llegar este domingo al puerto de Manta, en la zona más impactada por el terremoto, de regreso al país tras una visita al Vaticano.

En Pedernales, epicentro del sismo, con playas sobre el Pacífico y fuerte actividad turística, las autoridades estimaban entre 300 y 400 muertos y una treintena de hoteles completamete derruidos.

En Guayaquil (suroeste), los locales y centros comerciales están cerrados. Hay pocas personas en las calles. Apenas unos curiosos caminan alrededor del puente que colapsó la noche del sábado, constató la AFP.

“Estaba con mi esposa e hija en el estadio, cerca del puente. La gente estaba tan asustada que no corríamos, pero mi nena se asustó y casi se mata corriendo por las escaleras del estadio”, remeoró a la AFP en Guayaquil Galo Proaño, un vendedor ambulante de 49 años.

AFP

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