El balance fue entregado en las últimas horas después por la fiscalía de ese país. El presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi prometió “vengar a los mártires”, y el ejército ejecutó bombardeos aéreos en la zona del ataque, en la región oriental del Sinaí, donde las fuerzas de seguridad combaten a la rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Entre tanto, en la prensa de este sábado que lleva crespones en señal de duelo, se lee ‘terrorismo en la casa de Dios’, y en televisión no paran las imágenes de los cuerpos que yacían en la mezquita, así como de las ambulancias y centros donde se socorría a los heridos.

Los familiares de las víctimas, por su parte, se agolpan frente al hospital de la ciudad Ismailia, donde fueron conducidos los heridos. Los funerales de algunos de los fallecidos se celebrarán este sábado.

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Al Sisi también exhortó a las fuerzas armadas a edificar un memorial por las víctimas.

La fiscalía aseguró que los radicales se colocaron en frente de la puerta de la mezquita Al Rauda y en sus doce ventanas, y comenzaron a disparar de forma “indiscriminada” con armas de fuego automáticas contra los fieles que rezaban.

Además, los atacantes colocaron vehículos todoterreno alrededor del templo sagrado y luego pusieron una bomba fuera del recinto. Dispararon entonces contra la multitud desesperada que intentaba huir y quemaron sus vehículos para bloquear los accesos a la mezquita.

Los takfiríes (radicales) “entraron en la mezquita, eran entre 10 y 20 y mataron a más personas de las que hirieron”, explicó Magdy Rizk, herido en el ataque. “Llevaban máscaras y uniformes militares”, añadió, precisando que las familias que vivían en esta zona de mayoría sufí ya habían recibido amenazas de grupos extremistas.

El ataque, que todavía no ha sido reivindicado, pero según la fiscalía, izaron “la bandera del Dáesh”, acrónimo en árabe del EI.

La mezquita al Rauda es frecuentada por adeptos del sufismo, una corriente mística del islam despreciada por el EI, que considera a los sufíes politeístas y herejes, el mayor pecado del islam.

El gran imán de Al Azhar, la principal institución del islam sunita, el jeque Ahmed el Tayeb, de obediencia sufí, condeno “con la mayor firmeza el bárbaro ataque terrorista”. El papa Francisco se declaró por su parte “profundamente entristecido por las pérdidas humanas causadas por el ataque terrorista”.

Con EFE y AFP.

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