El presidente Rafael Correa advirtió desde Pedernales, una localidad turística epicentro del potente terremoto de 7,8 de magnitud del sábado, que la reconstrucción de esa zona llevará años y “costará centenas, probablemente miles de millones de dólares”.

En esa localidad, con playas sobre el Pacífico y fuerte actividad turística, las calles daban la sensación de estar en una zona de guerra, con casas reducidas a escombros, hoteles derruidos y postes de luz sobre el asfalto.

Lo más inminente es encontrar a las personas desaparecidas.

A 150 kilómetros de allí, en Manta, los canes que acompañan a los rescatistas olfatean en medio de estructuras colapsadas el rastro de sobrevivientes. Sus ladridos alientan la búsqueda. Es decir que bajo montones de piedra y escombros hay personas vivas.

El edificio está muy inestable. Tenemos que talar la pared con motosierra, se supone que aquí hay unas 15 personas atrapadas”,

comentó a la AFP el bombero Carlos Paredes.

Paredes, guiado por un perro de raza border collie, intentaba hallar supervivientes en uno de los hoteles del puerto de Manta que quedó completamente aplastado.

Los familiares de las víctimas también hacían su búsqueda. Entre lágrimas, removían con las manos placas de cemento y hierros retorcidos con la esperanza de hallar a sus seres queridos.

En los restos del hotel Arrecife, el bombero Freddy Arca y un equipo de 15 uniformados buscaban a tres personas, entre ellos un bebé.

Me temo que aquí hay tres personas atrapadas: un señor, una señora y una niña de dos meses. Estamos trabajando para definir si están vivos o muertos, pero posiblemente hay nueve (personas) más que estaban en el segundo piso”,

dice Arca a la AFP.

Las tareas de rescate, dificultadas por la falta de luz en algunas zonas y el difícil acceso en otras, no dan abasto y el balance de muertos no cesa de aumentar desde el sábado.

“Tenemos lamentablemente que informar que estamos bordeando las 350 personas fallecidas, el número de heridos también se ha incrementado”, dijo este lunes el ministro coordinador de Seguridad, César Navas, en declaraciones al canal de televisión Teleamazonas.

Larga y costosa reconstrucción

El sismo, el más fuerte en el país desde 1979 y que fue sentido también en Colombia y Perú, ocurrió sobre las 19H00 (00H00 GMT) del sábado. Tuvo una magnitud de 7,8 grados y una duración de aproximadamente un minuto, afectando sobre todo a seis provincias de la costa ecuatoriana.

El vicepresidente Jorge Glas dijo a la AFP desde Pedernales que hay “fondos contingentes que ya se han activado: 300 millones de dólares para emergencias, 150 millones para reconstrucción porque después de esto viene la reconstrucción”.

Correa precisó que muchos edificios se derrumbaron “por mala construcción”.

En un terremoto de casi 8 grados en la escala Richter, aquí, en Japón y Estados Unidos van a derrumbarse edificios, pero probablemente menos edificios y de forma menos catastrófica. Aquí hay edificios que se fueron compactando, achatando, y eso es falla estructural”,

señaló.

Ayuda por aire, tierra y mar

La ayuda internacional empezaba a llegar al país.

Expertos internacionales, barcos con agua potable, aviones con maquinaria para remover restos, camiones con ropa, útiles de aseo, medicinas y alimentos partieron desde la capital y otras ciudades ecuatorianas, así como de Colombia, Venezuela, Bolivia, Chile y Cuba, dijeron las autoridades.

Tenemos las líneas de financiamiento respectivas del Banco Mundial, del BID y demás. Son aproximadamente 600 millones de dólares que existen para poder enfrentar esta situación tan dura para nuestro país”,

apuntó el ministro Navas.

En su último informe el Instituto Geofísico señaló que “el número de réplicas tiende a disminuir aunque todavía no se puede descartar que se presenten sismos con magnitudes mayores a 5,0”.

Con AFP

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