Cuando ingresó a una audiencia, Anders Breivik saludó a sus dos abogados y, una vez le fueron quitadas las esposas de sus manos, el asesino, sentenciado a 21 años de prisión, procedió a levantar la mano para hacer el saludo nazi, informa la BBC.

Hay que recordar que este noruego asesinó a decenas de personas en Oslo, la capital, en el 2011, cuando puso una bomba y luego abrió fuego de forma indiscriminada contra jóvenes en un campamento en la isla de Utoeya.

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El diario The New York Times titula: “Asesino noruego dice que confinamiento solitario, en una suite de 3 habitaciones, viola sus derechos”.

El rotativo estadounidense describe la celda (¿habitación de lujo?) de Breivik: “Tiene 31 metros cuadrados, una máquina trotadora y otras máquinas de ejercicios, refrigerador, reproductor de DVD, consola de videojuegos Sony PlayStation y un escritorio con máquina de escribir”.

Adicionalmente, tiene acceso a televisión, radio y periódicos, prepara sus propios alimentos y participó de un concurso de hornear casas de jengibre en la prisión.

Claro está que sí hay confinamiento, como lo señala The Local, ya que desde el 2011 las autoridades de la prisión lo apartaron del resto de internos, se le controla el correo (en cartas de papel) y las visitas están casi restringidas a profesionales que tienen que ver con su caso, quienes se entrevistan con él detrás de un vidrio.

La razón por la cual compareció ante una corte, por primera vez desde que se le dictó sentencia en 2012, tiene que ver con que piensa demandar al gobierno por haberlo tenido en confinamiento solitario y por el uso excesivo de esposas.

La audiencia continúa hasta el viernes 18 de marzo. La masacre perpetrada por este hombre fue la peor en ese país desde la Segunda Guerra Mundial.

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