La integrante del partido de izquierda brasileño Partido Socialismo y Libertad (PSOL) regresaba a su casa cuando un auto se aproximó al suyo y le disparó varios tiros. Según las primeras informaciones, ella y el conductor murieron en el acto, y su asistente logró salir con vida del ataque.

Franco denunció en las últimas semanas un incremento de la violencia policial en las favelas y se opuso a la intervención militar del área de la seguridad de Rio, decretada por el presidente Michel Temer para tratar de contener una escalada de violencia que no para de crecer desde el fin de los Juegos Olímpicos de 2016.

El 10 de marzo, Franco enunció una operación policial en sus redes sociales: “El 41 Batallón de la Policía Militar está aterrorizando y violentando a los habitantes de Acarí (…) Es algo que ocurre desde siempre y con la intervención es peor”.

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Este asesinato se produce a pocos meses de las elecciones generales de octubre en Brasil, que se anuncian como las más inciertas desde la restauración de la democracia.

Franco había entrado en la Cámara Municipal de Rio en las elecciones de 2016, como quinta concejala más votada, con 46.000 apoyos.

Las elecciones locales de ese año estuvieron marcadas por unos veinte asesinatos de candidatos a alcaldes o concejales en Rio, aparentemente ligados a la presencia de milicias parapoliciales y de bandas de narcotraficantes que se disputan el control de las favelas donde viven cerca de 1,5 millones de personas.

Marielle Franco, nacida y criada en el complejo de favelas de Maré, una de las zonas más violentas, se había graduado en Sociología y realizó una maestría en Administración Pública.

Trabajó luego como asesora del diputado del Estado de Rio Marcelo Freixo, que en 2011 dirigió una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) sobre el tráfico de armas, una labor que le valió numerosas amenazas de muerte.

Investigación

El gobierno brasileño indicó en un comunicado que pondrá a la Policía Federal “a disposición para auxiliar en toda la investigación” del caso, y el PSOL lamentó la muerte de su militante y expresó su “indignación” por lo ocurrido.

Amnistía Internacional, por su parte, exigió una “investigación inmediata y rigurosa, para que “no queden dudas sobre el contexto, la motivación y la autoría” del asesinato de la dirigente.

Con AFP.