Con gran orgullo, Brian Zembic muestra sus senos al tiempo que grita: “Estas son mis ‘puchecas’ de 100.000 dólares”, señala el Daily Mail.

En 1996, le dijo a un amigo que si él tuviera senos, lo mirarían más que a la mujer de otro amigo, quien se acababa de hacer implantes de senos.

El conocido le dijo que le daba 100.000 dólares si se ponía senos de silicona, a lo que Zembic accedió al instante con un apretón de manos.

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Antes de que se cumpliera el año, el apostador ya tenía el dinero en su cuenta, solo que no se dejó el busto artificial durante un año sino durante 20 porque, según él, se acostumbró y porque jamás le dedicó tiempo a quitarse el implante porque siempre estaba apostando o jugando.

Incluso, para pagar la costosa operación fue a donde un cirujano amigo suyo, quien le preguntó: “Esto es por una apuesta, ¿cierto?”, a lo que Zembic respondió afirmativamente. ¿Y cómo va a pagar por la operación?, preguntó el galeno.

“¿Qué tal un poco de backgammon?”, sugirió el jugador, quien luego de una hora le había ‘pelado’ 5.000 dólares al médico, con lo cual pagó su operación.

Este hombre dice que siempre ha sido aficionado a apostar y que para ganar tales apuestas ha dormido en un baño durante un mes, durmió debajo de un puente en Nueva York durante una semana con un fajo de 10.000 dólares atado a su tobillo y muchas otras apuestas extremas.

El hombre cuenta que cuando le mostró sus senos al amigo con quien había apostado, el perdedor se echó a reír durante 10 minutos y dijo: “Son los 100.000 dólares mejor perdidos de mi vida”.

Finalmente, el apostador extremo dice que tener senos nunca le impidió conquistar mujeres: “A ellas les importa cinco”, concluye.

Este video le da una idea de la vida con senos de este hombre, quien es heterosexual y tiene una hija de 16 años.

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