Para Sargent no es casual que Trump haya dejado de trinar en Twitter sobre las encuestas electorales, y comenzado a reconocer que la elección está emparejada.

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Pero más significativo es una declaración de un hombre cercano a Trump, Roger Stone, que dijo que el candidato debería comenzar a hablar constantemente de fraude electoral, repitiendo este mensaje: “Si hay fraude electoral, esta elección será ilegítima, la elección del ganador será ilegítima, tendremos un crisis constitucional, amplia desobediencia civil y el gobierno no será más el gobierno”.

Este comentario está en línea con el que hizo Trump luego de una reciente manifestación en Colombus, Ohio.

“Temo que la elección va a ser amañada, tengo que ser honesto”, dijo. Y luego –como reseña el portal Slate– siguió diciendo en una entrevista en Fox News. “Se los digo, el 8 de noviembre será mejor que estemos atentos porque la elección va a ser amañada. Y es mejor que los republicanos estén vigilando de cerca, o nos la van a quitar”.

Para Slate, con estos comentarios Trump está violando uno de los principios de la democracia estadounidense: la transferencia pacífica del poder.

Y pregunta: “¿Qué pasa si Trump pierde la elección y reclama el fraude? ¿Qué pasará cuando cientos de miles de sus seguidores más fieles, alimentados con una dieta de ira y rabia, se convenzan de que los robaron?”. No lo dice, pero la respuesta es ¡violencia!

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