En 2009, Katy fue diagnosticada con anafilaxia inducida por ejercicio, lo que significa que es alérgica al ejercicio y tiene reacciones extremas después de hacer esfuerzo físico, explica The Sun.

Durante años, esta enfermera tenía repentinos shocks anafilácticos, por lo que tenía que ser llevada de inmediato al hospital para que le aplicaran una inyección de epinefrina (adrenalina), le monitorearan los signos vitales y le hicieran un tratamiento antiestamínico.

La primera vez que le pasó, dice, fue cuando tenía 22 años y estaba haciendo ejercicio con un amigo:

Estaba corriendo y de repente me empecé a sentir realmente mal. Nos detuvimos y pensé que debía estar deshidratada o algo así. Me levanté la camisa y mi amigo me miró y me dijo “¡Oh, por Dios!”. Mi cara y mis labios estaban hinchados y a mis ojos les estaba pasando lo mismo”.

Cuando llegó al hospital le dijeron que estaba teniendo una reacción anafiláctica, pero que podía ser causada por cualquier cosa. Sin embargo, los ataques empezaron a ocurrir más seguido, de 15 a 20 veces al año. Desde entonces, y hasta los 28 años, visitó a muchos médicos, pero ninguno de ellos le dio la solución, precisa Mirror.

A los 35 años, después de casarse, le volvió a pasar en el gimnasio. Tuvo que ir de nuevo a un hospital y allí le dieron el diagnóstico. Katy describe su problema así:

El ejercicio para mí significa cualquier cosa, desde ir a pasear al perro, o correr mucho, o incluso tener sexo vigoroso podría desencadenarlo”.

Para sobrellevar su condición, la mujer debe llevar una dieta muy estricta con uvas, arándanos, avena, maíz, arroz y cebolla, y también llevar consigo una inyección que controla los síntomas de su alergia.

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