Los atentados se produjeron en medio de una crisis política, que dura semanas y amenaza con socavar la lucha contra el Estado Islámico.

El ataque más sangriento tuvo lugar cerca de un mercado del barrio chiita de Ciudad Sadr, en el norte de Bagdad, donde un coche bomba estalló cerca de un mercado matando a al menos 64 personas e hiriendo a 82, informaron fuentes médicas y de seguridad.

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Otro atentado con coche bomba acabó con la vida de al menos 17 personas en la entrada del barrio de Kadhimiya (noroeste de la ciudad), que alberga un importante santuario chiita.

El acceso al barrio, que también ha sido blanco de varios ataques en los últimos años, estaba muy controlado.

Varios miembros de las fuerzas de seguridad se encontraban entre las víctimas, informaron fuentes médicas.

Por otro lado, en el distrito de Jamea (oeste de Bagdad), otro coche bomba explotó en la tarde del miércoles matando al menos a trece personas, explicaron a la AFP un funcionario del ministerio de Interior y fuentes médicas.

Después del atentado ocurrido cerca del mercado, los habitantes de la zona protestaron contra el gobierno, culpándolo de la inseguridad.

“Los políticos son responsables de la explosión” y la gente “víctima” de sus disputas, denunció Abu Ali.

Otro parroquiano, Abu Muntadhar dijo que el estado era “responsable” de la situación y los políticos “debían irse”.

El clérigo Moqtada al Sadr, quien encabezó un movimiento de protesta exigiendo un cambio de gabinete y otras reformas, tiene un gran número de seguidores en el barrio obrero de Ciudad  Sadr, que lleva el nombre de su padre, un ayatolá ejecutado por Sadam Hussein.

AFP

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