De todas maneras, en vida de Fidel, Raúl Castro tuvo la autonomía para desmontar gran parte de las columnas vertebrales del régimen comunista que había instaurado su hermano desde que se hizo con el poder  en 1959, destaca The New York Times.

Un ejemplo de tal desmonte es la apertura que tuvo para iniciar conversaciones con Estados Unidos y comenzar a quitar el bloqueo económico de más de 5 décadas sobre la isla, y la prueba estuvo en la visita del presidente estadounidense Barack Obama en marzo de este año a la isla.

Dice el ‘Times’ que la isla goza de un gobierno estable, con un ejército que apoya por completo a su presidente y que ha cambiado tanto que los turistas estadounidenses pululan por las calles de la Habana vieja. Mientras que muchos cubanos se comunican con sus familiares en el extranjero por Skype, algo impensable hace tan solo un año.

El diario analiza el modelo económico de Cuba y dice que no hay otro camino sino el de la apertura, si se tiene en cuenta que el modelo económico comunista no está rindiendo sus frutos en países como Venezuela.

El diario neoyorquino cita a Roberto Veiga, director de la organización Cuba Posible, diciendo que la muerte de Fidel afectará a la gente pero no la forma en la que se gobierna la isla.

En contraste, Enrique López Oliva, historiador cubano, explica que “se sienten cambios drásticos ahora que Fidel ha muerto”, en relación con que Raúl ahora se sentirá más libre para actuar y para llevar a cabo reformas estructurales al modelo de gobierno, entre ellos una apertura para acelerar la industria turística.

El mismo López Oliva confía en que mejore el estándar de vida para la gente como él, que sobrevive con una pensión mensual de 12 dólares y que se vio forzado hace unos días a vender dos lámparas antiguas para conseguir dinero para comer.

Por lo pronto, Raúl, de 85 años y en buen estado de salud, dice que dejará el poder en el 2018 y se espera que lo reemplace el ministro de Educación Superior, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, de 56 años.

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