Siempre que contaba la historia, al hombre le salían lágrimas cuando recordaba no solo cuánto había amado su primer carro, sino cuánto había llorado una vez que en manos de su hermana se varó y este lo vendió a una chatarrería.

El video muestra a un carro del mismo modelo y color del que el adulto mayor tenía décadas atrás, solo que este se encuentra estacionado en el parqueadero de un centro comercial en Estados Unidos, en impecable estado de conservación.

Cuando el viejo, en compañía de su nieto Mike, pasan cerca del vehículo (el nieto es el que le hace notar la presencia del carro), el abuelo lo mira por todas partes mientras que su nieto le dice que cuente la historia del carro mientras lo graban en video. El hombre responde con un no: “Esa historia la he contado como 100 veces, tú ya la conoces”.

A lo que el joven le responde: “Vamos, una vez más”, y el hombre accede a contarla, una vez más, entre lágrimas. Luego, antes de irse le pide a su familiar que le tome una foto junto con el vehículo.

Más tarde, los dos llegan a casa y de pronto, a la zona de parqueo ingresa el mismo Chevy 55 de dos colores. El hombre mayor dice que es el mismo que vieron en el estacionamiento del centro comercial y ve a la esposa de su nieto bajar de él.

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El hombre no sabe qué decir, y es en ese momento que su nieto le informa que ese carro es un regalo para él, mientras le entrega un juego de llaves. El abuelo no lo puede creer y comienza a llorar: “¿Lo puedo tocar?”, dice entre sollozos.

“Claro, es tuyo”, le dice su nieto y a la vez lo invita a que se suba y lo pruebe, no sin que antes el abuelito lo abrace y le diga, aún entre lágrimas, que su abuela estaría orgullosa del muchacho, como también él lo está.

Luego, el hombre se sube, da reversa de forma impecable hasta sacarlo a la carretera, se despide de su nieto y la esposa, y arranca, mientras que los dos que se quedan dicen: “Ojalá regrese”.

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