De la Espriella, en una columna publicada por El Heraldo, exactamente escribió lo siguiente:

“Los venezolanos de bien y la comunidad internacional en pleno deben entender que la muerte de Nicolás Maduro se hace necesaria para garantizar la supervivencia de la República. No se trataría de un asesinato común, sino de un acto patriótico que está amparado por la constitución venezolana y que resulta, por demás, moralmente irreprochable“.

Sin mencionar directamente al abogado, la Cancillería de Colombia emitió un comunicado que dice:

“Reiteramos que la libertad de expresión en Colombia, sin perder su enfoque informativo o crítico, debe darse en un marco de respeto a la vida, y sin promover la violencia”.

La Cancillería asegura que hace este pronunciamiento con base en lo que ha pedido para Venezuela: “Una solución pacífica y democrática a la crisis”, a la vez que “ha condenado la violencia y la pérdida de vidas humanas en Venezuela”.

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En redes sociales, De la Espriella ha recibido duras críticas por su postura, al punto de que su nombre es tendencia.

El abogado, en su cuenta de Twitter, respondió con una referencia a un libro de 1599.

Entre los que ha criticado al mediático abogado está el periodista Daniel Samper Ospina:

Manuel Teodoro, director de Séptimo Día, aprovechó la controversia para hacerles una pregunta a sus seguidores:

De otro lado, el excongresista Nicolás Uribe, en Blu Radio, opinó lo siguiente sobre el texto de De la Espriella: “Pedir la muerte de un presidente de otro país, por más dictador que sea, es un absurdo”.

“Los periódicos deberían tener la capacidad de decir que en sus páginas, sin que eso suene a censura, no se puede utilizar el papel para promover el odio en esos términos”, añadió Uribe.

No es la primera vez que De la Espriella enciende la opinión pública con declaraciones polémicas. El 11 de marzo de 2015, en entrevista con RCN Radio, afirmó:

“El derecho no está determinado por la ética, sino por la normatividad vigente, y […] cada quien ve si, éticamente, aplica lo que cree que deberían ser las cosas. Eso es un tema de discusión filosófica jurídica, pero en estricto sentido la moral y la ética, que son lo mismo, no tienen nada que ver con el derecho”.

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