El juez de la corte juvenil de Taunton (Massachusetts, noreste) Lawrence Moniz condenó a Carter en junio por el homicidio involuntario de Conrad Roy, su novio de 18 años, que murió en julio de 2014 intoxicado con monóxido de carbono en su camioneta.

Al comunicar su sentencia, el juez Moniz dijo el jueves que era importante equilibrar la rehabilitación de la joven con el castigo por la muerte de Roy.

Carter escuchó la sentencia con la cabeza gacha y las manos estrechadas al frente. Vestía un pantalón rojo y una blusa blanca.

Cuando el adolescente comenzó a intoxicarse salió de la camioneta, pero Carter le envió un texto ordenándole que volviera a meterse dentro. Fue hallado muerto al día siguiente.

El artículo continúa abajo

En los meses previos, Carter y Roy habían intercambiado cientos de mensajes de texto en los que la joven le urgía a cumplir su plan de suicidarse, y le pedía que lo escondiera de sus padres, que le mintiera a su madre y eligiese un estacionamiento poco concurrido.

El caso fue juzgado en una corte juvenil porque cuando Roy murió Carter tenía 17 años.

El padre de Roy, Conrad Roy Junior, dijo a la corte que tenía el corazón destrozado por la muerte de su hijo y acusó a Carter de aprovechar la lucha del joven con la depresión para su propio bienestar.

“¿Cómo pudo Michelle Carter comportarse de manera tan despiadada y alentar a mi hijo a poner fin a su vida? ¿Dónde estaba su humanidad? ¿En qué mundo es esto aceptable?”, preguntó.

“Rezo para que su muerte salve vidas un día”, dijo por su lado la madre del joven, en un comunicado leído por la fiscalía.

“Rezo para que tengamos una ley para que otra madre no tenga que soportar lo que yo he soportado”, añadió.

En Estados Unidos ningún estado tiene una ley que castigue el alentar a alguien a suicidarse.

Expertos legales han cuestionado si las palabras pronunciadas por alguien bastan para condenar a esa persona por homicidio involuntario. El suicidio es en general considerado como la voluntad de la persona que lo comete.

AFP