Los peces, como acto de rechazo ante un animal con alguna condición física, empiezan a atacar para hacerlo sentir vulnerable.

En este caso, Kiwi recibió varios mordiscos en su cola y algunas advertencias que pusieron su vida en riesgo, informó The Dodo.

Por eso, su dueña dijo a Fox 2 News, que decidió alejarlo y ponerlo en un tanque aparte y buscar ayuda de expertos del hospital veterinario Kersting en Missouri. Allí, los médicos asumieron el reto y realizaron una delicada cirugía en la que removieron su ojo por completo.

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En vez de dejarle el orificio, realizaron un procedimiento que mejoraría su vida y evitaría que sus compañeros lo siguieran rechazando.

La veterinaria Megan Baebler hio un ojo protéstico de acrílico que pintó con esmalte de uñas y sombras de ojos que le dieron un aspecto realista.

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Ahora, luego de varias semanas de recuperación, su dueña asegura que se encuentra feliz y saludable y espera que en poco tiempo pueda regresar al tanque con el resto de sus compañeros.

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