Las favoritas para llevarse el oro olímpico quedaron eliminadas en penales frente a las suecas, y la derrota no cayó bien a la arquera estadounidense. Al finalizar el encuentro, Solo llamó a sus rivales “cobardes”, debido a su planteo técnico en el partido, señala La Nación.

Creo que jugamos contra un grupo de cobardes. Creo firmemente que el mejor equipo no ganó hoy”, declaró la futbolista.

Pero sus palabras no terminaron ahí. Continuó diciendo que no jugaron un buen fútbol y que, posiblemente, sus días en Río están contados.

Suecia no quiso jugar un fútbol bueno y bonito. Fue un partido físico, exactamente el que ellas querían. No intentaron atacar y solo quisieron hacer daño con contragolpes. No tienen tantas jugadoras buenas. No las veo en una buena situación. Ellas no tienen tantas jugadoras buenas como nosotras o Brasil”.

La entrenadora Pia Sunhage, de Suecia, respondió con un tinte de ironía a los comentarios de la guardameta: “Ok, somos ‘cobardes’, pero vencimos. Hope sabe muy bien lo que es un equipo vencedor. Ellas ya ganaron mucho. Esta vez pasamos nosotras”, indica Excelsior.

Claramente, los comentarios negativos hacia la arquera no se hicieron esperar en redes sociales y medios de comunicación. Por ejempo, Slate afirma que esta derrota le viene bien a la selección estadounidense, especialmente si despiden a Hope Solo, ya que el equipo necesita una nueva arquera.

Por su parte, The Wahington Post añade que a Solo le hace falta mucha compostura y gracia. Además, se refieren a ella como mala perdedora y patán, incluso se plantean la pregunta de quién es la verdadera cobarde.

Este mismo medio agrega que Hope se dio cuenta del daño público que sus palabras habían generado, pero, en vez de disculparse, la jugadora publicó un tuit explicando el contexto de sus palabras y agregó que “Perder apesta. Soy muy mala en eso”.

Antes de iniciar la contienda olímpica, Solo ya había desatado críticas por unas fotos que publicó, en las que posaba con protección contra el zika. Imágenes que la llevaron a ser fuertemente abucheada en cada partido de Estados Unidos, en los que la tribuna gritaba “zika, zika” cada vez que ella tomaba el balón. 

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