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Con tres medallas de oro, Figueroa, Ibargüen y Pajón hicieron que Colombia registrara su mejor participación en unos Juegos Olímpicos.

Cada uno, a su manera, tocó las fibras más sensibles de los habitantes del país, y seguramente los momentos de su consagración quedarán grabados por siempre en la memoria de quienes los vieron.

Óscar Figueroa

Se lesionó varias veces. Tuvo que retirarse de los Olímpicos de Pekín 2008. Sufrió dos hernias discales. Le decían viejo. Nada de eso le importó y siguió adelante.

Figueroa se recuperó y llegó a Río 2016 para demostrarle al país que era capaz de llevarse el oro. Y lo consiguió. Su lágrimas en el momento de su consagración resumen años de esfuerzo y lucha.

Cuando él lloró, toda Colombia lo acompañó:

Caterine Ibargüen

En Londres 2012, ganó medalla de plata. Le faltaron 18 centímetros para alcanzar a la primera. En la Liga Diamante se volvió a imparable, y por eso llegó a Río 2016 como la gran favorita.

Saltó 15,17 metros en la final olímpica y con eso aseguró el oro. Se levantó, bailó y sonrió.

Mariana Pajón

La pregunta: ¿alguna vez habrá un deportista colombiano con dos medallas de oro olímpicas? La respuesta: Mariana Pajón.

Fue la mejor en la clasificación. Fue la mejor en semifinales. Fue la mejor en la final. Cuando llegó a la meta, levantó su bicicleta, y en el podio, lloró de emoción.

Ella no se cree la deportista más importante del país. Dice que es solo una más.

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