Para cualquier ciudad es un reto monumental organizar unos Juegos Olímpicos, pero combinarlos con recesión económica, problemas de seguridad, epidemia de zika y hasta destitución presidencial, entre otros factores, termina siendo negativo tanto para la ciudad como para el país, concluye The Guardian.

No nos estamos mostrando como somos. Con toda esta crisis política y económica, con todos esos escándalos, no es el mejor momento para estar ante los ojos del mundo”, lamenta Paes.

Entrevistado por el diario británico, Paes critica a la prensa internacional que ha “exagerado los problemas” de Río y la “retrata injustamente” ante el mundo:

Me enferma. Si lees los medios internacionales, parece que aquí todo es zika y gente disparándose entre sí”.

El alcalde defiende la transformación de la ciudad, el impacto que tendrá a largo plazo y la inversión realizada. En diálogo con la AFP, desmiente sobrecostos:

Hicimos cosas simples. Los Juegos Olímpicos de Rio no tienen ningún estadio realizado por grandes arquitectos de renombre internacional. Son arenas funcionales, simples y bellas. Aquí, con el paisaje de la ciudad, no precisamos construcciones grandiosas. Las arenas deben fundirse con el paisaje y no hacerle competencia”.

Paes espera que los Juegos lleguen pronto, sabe que cuando se apague la llama deberá seguir enfrentando los problemas que aquejan a su ciudad, pero cree será una mejor ciudad entonces.

Tengo prisa de que comiencen y prisa de que terminen también, de llegar a la clausura en el Maracaná cuando el alcalde entra en el gramado y devuelve la bandera, en este caso al alcalde de Tokio, donde tendrán lugar los próximos Juegos. ¡Después me voy a tomar un trago, escuchar samba y beber cerveza!”.

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