Así lo señala un artículo de Las 2 Orillas, que explica cómo Ingrit llegó a ese austero hogar en Cali para vivir con su mamá y dos hermanos menores, luego de la muerte de su abuela.

Frente a su casa, la deportista se ideó su propio gimnasio: ubicó su saco de arena y elaboró unas barras artesanales con una vara de acero que atravesó entre 2 guaduas, donde podría hacer sus flexiones para ganar fuerza de brazos.

No todo era prosperidad, pero Valencia “alcanzó a ser feliz”, señala Las 2 Orillas. Pero la tranquilidad terminó a finales del 2011, cuando un escuadrón del Esmad desalojó a la fuerza, en medio de gases lacrimógenos y bolillo, a los habitantes de ese sector del Jarillón.

La razón del desalojo fue que el alcalde Jorge Iván Ospina quería construir viviendas de interés social en la rivera del río.

De nuevo Ingrit quedaba a la deriva, aunque no solitaria, ya que a esa altura contaba con la compañía sentimental de Raúl Ruiz, que además de ser su entrenador también asumió el rol voluntario de convertirse en papá de Johan Estiven, hijo de la boxeadora.

Junto a Ruiz, la mujer tomó rumbo hacia el Tolima, departamento en el que hoy día vive, y al que representó en los Campeonatos Nacionales. Allí inició en forma el sueño de la pugilista de convertirse en medallista olímpica, algo que ya hizo realidad en Río 2016.

De lo poco que quedó de su vida a orillas del Río Cauca, fueron estas fotos tomadas en mayo de 2011 por Germán Nieto de Ávila, poco tiempo antes del desalojo del Esmad:

Ingrit Valencia 1
Foto: Germán Nieto de Ávila. / Foto: Germán Nieto de Ávila.
Foto: Germán Nieto de Ávila.

Foto: Germán Nieto de Ávila.

Ingrit Valencia 3
Foto: Germán Nieto de Ávila. / Foto: Germán Nieto de Ávila.
Ingrit Valencia 4
Foto: Germán Nieto de Ávila. / Foto: Germán Nieto de Ávila.

 

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