Lavillenie denunció, en declaraciones recogidas este miércoles por el diario L’Equipe, que la actitud del público durante la competición, que se repitió en la entrega de medallas, afectó su actuación.

“El contexto evidentemente influyó (…) porque me debo concentrar más de lo normal para mantenerme en mi burbuja”, indicó el atleta, silbado en el podio y antes de la ceremonia.

Lavillenie tuvo en el podio el apoyo del medallista de oro, el brasileño Thiago Braz da Silva, que ofreció al público un gesto de extrañeza e invitó a los asistentes a que detuvieran esos ataques contra su compañero. Braz da Silva, incluso, aplaudió públicamente a Lavillenie.

El hecho fue calificado por los cronistas deportivos, según El País, de España, como “futbolero”, con una afición “entregada que abucheó al rival en la misma medida en que jaleó a su ídolo”. Esa situación hizo que Braz da Silva afirmara, según el mismo medio: “El público tan fervoroso me perjudicaba. Me obligué a concentrarme en mi técnica, a olvidarme del público”.

El francés, superado por Braz da Silva, consideró que esa hostilidad del público es “delirante” en atletismo. “Ese tipo de actitud corresponde a deportes de enfrentamiento, cuando hay un partido entre dos adversarios”, dijo.

El atleta de 29 años apuntó que el comportamiento de los espectadores hacia él cambió cuando Braz da Silva comenzó a tener opciones de medalla. En la presentación de los finalistas, señaló, él fue incluso aclamado.

Lavillenie, que lloró en el podio, comparó después los silbidos con el ambiente que se vivió en el año 1936 contra Jesse Owens en los Juegos de Berlín, declaraciones por las que luego pidió perdón y que dijo haber dicho en caliente.

“No se trataba de comparar la Alemania nazi con Brasil”, añadió hoy el atleta, que pese a todo señaló que no quiere “buscar excusas” por haber quedado en segundo lugar.

El atleta destacó además que no necesita “un fracaso” para aspirar a la victoria: “Siempre tengo ganas. (…) En Tokio, tendré la oportunidad de ir a por una tercera medalla olímpica, algo que nunca se ha hecho en percha. Sea cual sea el color, aunque me gustaría que fuera el oro que he perdido aquí”, concluyó.

Después de la enojosa situación, Lavillenie recibió el apoyo y consuelo de Braz da Silva y del mítico atleta Sergei Bubka, en un hecho que difundió el Comité Olímpico Internacional en cuenta de Twitter:

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