La razón de su emoción no fue otra más que la fe que le tiene al santo, a quien ha pedido desde muy joven para que sus sueños se hagan realidad.

Después de un corto silencio de casi diez segundos, y de cantarse a sí mismo “va a llorar, va a llorar”, Orrego explicó que siempre ha sido creyente y le gusta ir a la iglesia.

“Desde muy sardino uno siempre acompaña sus sueños de la fe, cuando se es creyente, y eso ha sido muy de mi vida. Creo que el destino, mi profesión, mi propia dedicación, pero también la fe y la ayuda del de arriba ha sido muy generosa conmigo”, relata el presentador cuando logra hablar.

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