La invitación a la novia, estadounidense y actriz, del príncipe Harry, quinto en la línea de sucesión al trono de su abuela, se ha interpretado en el Reino Unido como un signo más de apertura de la familia real.

Markle se unirá a las celebraciones en Sandringham, la mansión privada de Isabel II en el condado de Norfolk (este de Inglaterra), donde la familia real suele pasar las vacaciones navideñas.

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La advenediza tendrá que acostumbrarse a las excentricidades navideñas de los Windsor -que abren los regalos el 24, un día antes que el resto de los británicos, y se van a cazar faisanes el 26 de diciembre-, pero hay unanimidad en que la invitación es todo un signo de confianza hacia ella.

Markle y Harry se casarán en mayo en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, y vivirán en la casa de éste en el perímetro del palacio de Kensington, en Londres, la residencia de su hermano William, Kate y sus dos hijos.

“Pueden esperar (…) al príncipe Harry y a la señorita Markle en el palacio de Sandrigham el día de Navidad”, anunció el miércoles un portavoz de palacio.

Con AFP

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