La medida consiste en que todos los empleados de Adele, que hagan parte del equipo de su gira, deberán ser revisados una vez a la semana por un médico que contrató la cantante, según The Sun.

Luego, ese doctor entrega una tarjeta o placa a los empleados que no hayan tenido ninguna enfermedad durante esa semana, y solo ellos, los que porten el distintivo, podrán acercarse a la cantante, hablar con ella o simplemente saludarla; los demás deberán entrar en cuarentena para que no contagien de algún virus a la artista, según el diario.

Respecto al concierto de agosto que Adele tuvo que cancelar por el resfriado, se sabe que ella lo reprogramó para el 21 de noviembre, informó la misma artista hace unas semanas en Instagram.

En esa red social, Adele añadió que quienes hayan comprado la boleta y no puedan asistir al concierto en la nueva fecha, deberán ponerse en contacto con el punto de venta donde adquirieron la entrada para que les realicen el reembolso del dinero.

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