El 12 de octubre de 1810 el Príncipe Ludwig contrajo matrimonio con la Princesa Teresa di Sassonia-Hildburghausen. La celebración, a la que todos los ciudadanos de Múnich fueron invitados, se realizó en los campos frente a la puerta de la ciudad.

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Para cerrar el festejo se organizó una carrera de caballos, y la decisión de repetirla al siguiente año fue la que le dio inició a la tradición del Oktoberfest.

Pocas veces se ha dejado de celebrar este festival, pero las veces que se vieron obligados a cancelarlo fue debido a guerras, epidemias y otras emergencias. Sucedió con la guerra Austro-Prusiana o guerra de las Siete Semanas (1866), tal como apunta el portal La libreta roja.

Se repitió en 1870 debido a la guerra Franco-Prusiana, durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los dos años de la posguerra (1919 y 1920), en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y otros sucesos como la epidemia de cólera (1853 y 1873).

No cualquier cerveza puede servirse en el Oktoberfest, solo aquellas que cumplan con la Ley de la pureza o ‘Reinheitsgebot’, en alemán. Esta norma fue establecida en 1516; al principio solo regulaba la competencia entre los cerveceros y panaderos, pero después se ajustó para prevenir que los fabricantes le agregaran impurezas al producto, según información publicada por BBC Mundo.

Esta tradición Bávara se ha extendido alrededor del mundo. En Colombia ya tuvimos el Oktoberfest en Medellín, Cali, Bogotá, Bucaramanga y llegará a Villavicencio el 14; a Manizales el 21; y, finalmente, a Cartagena el 5 de noviembre.