Las pequeñas palabritas sí hacen impacto”, comienza diciendo la hermosa modelo de Plato, Magdalena, al programa Los Informantes, cuando recuerda la forma en la que sus compañeritos de clase se referían a ella por su sobrepeso.

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Chonchita, cerdo, puerca, términos denigrantes que afectan tu autoestima (…) para ellos (los niños) era como un monstruo” afirma Jiménez Pacífico que sufrió de bulimia y pensó en la muerte. Soñaba con cambiar su figura y por eso le pedía a su mamá que le permitiera hacer una cirugía para protegerse del mundo.

Pero su llegada a Islandia, cuando tenía 15 años, le mostró una visión totalmente diferente acerca del cuerpo y la aceptación, sin complejos, de las diferencias. Mide un metro con 74 centímetros, es de ojos cafés y su talla es de 18 XL.

Hasta los 19 años me miro al espejo y veo que tengo mi pecho grande, mi cola grande, mi celulitis, mis rollitos y me digo: pero me veo divina, cuál es el problema. Me amo como soy”.

Eso le cambió la vida, al punto de ponerla, sin estarlo buscando, en la ruta del modelaje y la actuación.

Tuvo la fortuna de llegar a uno de los países más liberales de Europa (Islandia) porque fue ahí en donde acentuó sus valores, e inició una ruta profesional que la ha llevado, no solo por las principales pasarelas del mundo, sino también a ser la imagen de importantes revistas como Elle y Vogue, o de marcas como Zara.

Dice que la discriminación y el matoneo no son culpa de los niños, sino de los medios de comunicación que se han encargado de difundir una imagen distorsionada sobre la belleza y sin diversidad.

Los niños deben sentirse incluidos en la sociedad” comentó la modelo. Y abogó para que las mujeres se acepten tal como son y no se practiquen cirugías “para poder encajar” en la sociedad o en un sistema de consumo en donde las mujeres son cosificadas, clasificadas y subutilizadas.

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