Ella, Juliana Robles, admiradora declarada del chileno (en realidad, lo idolatra), escribió una nota ciudadana en Las 2 Orillas bajo el título ‘Así les duela, Germán Garmendia es el mejor escritor del mundo’. Un texto, hay que decirlo, muy bien escrito para ser de un adolescente promedio.

Y nueve días después, Jorge Gómez Pinilla (que, en realidad, detesta al chileno), en su columna de El Espectador ‘Jóvenes, vayan a que los chupe el perro’, hace un análisis en respuesta a lo que dijo la joven.

Entre una y otra publicación han corrido ríos de tinta y de pixeles dedicados al tema: opinadores de todas las vertientes se han referido a favor y en contra de ese fenómeno ‘youtuber’ que saltó del canal de videos a los medios tradicionales por haber colapsado la Feria del Libro de Bogotá.

La mayoría de posturas se han referido al hecho de que Garmendia representa un campanazo de alerta, por ejemplo, para las grandes productores de televisión, para los medios de comunicación y en general para los medios tradicionales, pues encarna, con el apoyo de los adelantos digitales, lo que son los jóvenes de hoy y lo que consumen. Incluso el debate ha girado en torno si los ‘youtubers’ constituyen los jinetes del apocalipsis para el libro. En fin.

Sin embargo, las posturas de Robles y de Gómez Pinilla representan los extremos del espectro de opinión que ha generado Garmendia, y sintetizan el choque, constante en la existencia humana, entre las viejas y las nuevas generaciones. Aquí están:

Juliana Robles (Las 2 Orillas):

  • Me dan pena los mayores, ¿qué necesidad hay de restregarnos todo lo cultos que son, todo lo que han leído?
  • Ellos [los adultos] están al frente del mundo y la contaminación y las guerras y la puta obesidad.
  • Qué culpa que escupamos sobre sus ídolos literarios [de los adultos], sobre el papel que consiguen masacrando árboles, ¿acaso ellos no harían lo mismo si en su niñez no hubieran tenido internet?
  • [Los adultos] se rebanan los sesos pensando cómo ellos [los youtubers], los incultos, los que nunca se han leído al Quijote, ni Crimen y Castigo, pueden acercarnos a los jóvenes a sus libros.
  • La Feria del Libro de este año parece haber encontrado la clave. Nos da lo que nos gusta. Nuestros ensayos están ahí, en la perorata de un joven guapo que piensa como uno, que tiene nuestras mismas preocupaciones y nuestro mismo humor.
  • No creo que Germán Garmendia sea peor influencia que Menudo, el grupo que escuchaba mi mamá cuando tenía mi edad.
  • Si [los adultos] quieren educarnos ¿por qué no se atreven a conocernos mejor? ¿Por qué no tienen en cuenta nuestra necesidad básica de marcar diferencia, e alejarnos de ellos, de romperlo todo?
  • Esta es la década de Germán Garmendia y se lo van a tener que aguantar. Es nuestra forma de decirles [a los adultos] que son viejos, pasados de moda, que ya fueron.
  • ‘Chúpate el perro’ [libro de Garmendia] me gusta más que ‘Cien años de soledad’.
  • Garmendia me da todo lo que quiero y estoy de acuerdo en todo con él. Es el gurú, es nuestro gurú y gracias a él pudimos demostrar fuerza y comprobamos que nos tienen miedo.
  • Relájense, nosotros no queremos hacer una revolución, ni siquiera pretendemos su respeto; lo único que queremos es que nos dejen en paz.

Jorge Gómez Pinilla (El Espectador)

  • Garmendia se vale de una tramoya histriónica para captar la atención de sus encandilados fans.
  • Los jóvenes que hicieron colapsar la Filbo para comprar ‘Chupa el perro’ están sumergidos en una oleada de conformismo y apatía por la conducción de la sociedad que le cae como anillo al dedo a “la clase dominante”.
  • Libros de autoayuda como los de Garmendia les adormecen la conciencia [a los jóvenes] para hacerles creer que el problema es de ellos, que basta con tener una actitud positiva para que les lluevan “bendiciones” y se despeje el camino al éxito, pendejadas de esas.
  • La prueba de que esos libros no sirven para nada es que la pobreza mundial aumenta en relación directamente proporcional a la venta de esas publicaciones repletas de obviedades seudointelectuales que pretenden hacer pasar como libros los mercaderes de la confusión colectiva (Paulo Coelho, Walter Risso, Deepak Chopra).
  • Garmendia se ubica en la misma senda de gurú de la superación personal, y su libro –si así se le puede llamar- es un compendio de consejos para sus fanáticos, o sea para el rebaño de imberbes lectores obnubilados por las payasadas y la epiléptica edición de sus videos.
  • Garmendia quiere ayudar a los jóvenes a que “luchen por sus sueños” con este tipo de sabias enseñanzas: “Para cumplir tus sueños tienes que madrugar”; o “arriésgate a hacer lo que te gusta y no lo que la sociedad te impone”.
  • Juliana Robles es una joven confundida de pensamiento precozmente anquilosado.
  • Juliana Robles le expresa una ‘veneración religiosa’ a ese bobito simpaticón.
  • Las palabras de Juliana Robles no producen miedo, sino pánico por lo que dejamos de hacer nosotros los mayores, pues lo que “escupe” es evidencia de que hemos engendrado a una generación vacía y desencantada.
  • La generación a la que pertenece Juliana no creció al amparo de sus padres sino de la mano del Internet.
  • Lo que hoy reclaman estos jóvenes no es por las injusticias del sistema, sino por el abandono de sus padres, que descubrieron que Internet les permitía dedicar más tiempo a sus cosas y menos a sus hijos.
  • Ante la confusión reinante y la ausencia de verdaderos líderes para seguir, nuestros niños y jóvenes, cada día menos nuestros, caen rendidos en admiración hacia quienes los descrestan con juegos verbales o visuales de ingeniosa apariencia o de aparente genialidad, pero que nos son más que embelecos baratos, trucos de feriante.

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