La cara de él evoca inmediatamente sexo, mientras que los hábitos de Sor Lucía Caram son prueba de su compromiso con Dios y la castidad que conlleva el escoger este camino.

Parece improbable una conversación entre un hombre que no está de acuerdo con la iglesia y una mujer consagrada a ella, pero en este video se da y, además, deja un intenso mensaje.

Aunque tocan varios temas, como los niños en condición de pobreza o qué tanto sabe el uno del otro, se destaca la conversación que tienen alrededor de la hija de Nacho y la posición de la iglesia frente a esta comunidad (a partir del minuto 2:23).

No creo en la iglesia en el sentido de que las coas que veo que hacen no me cuadran con lo que creo (o espero) que tendrían que hacer ¿no?”, dice el actor, y continúa: “Yo tengo una hija que es transexual”.

Después de explicarle todo el contexto en el que aceptó la condición de su hija, cuando ella tenía 4 años, la respuesta de la monja fue un mensaje contundente sobre lo que hace la iglesia:

Durante mucho tiempo la iglesia se ha dedicado a apedrear a aquellos que no vivan de acuerdo a la norma. Yo creo que nada ni nadie nos puede quitar la libertad interior. La libertad de decidir y de hacer lo que creemos que tenemos que hacer.”

El cierre de su discurso es una reflexión que no solo se ajusta a la campaña de las no etiquetas, de no juzgar al otro por lo que creemos conocer de él, sino que sirve para las situaciones diarias que afronta el mundo moderno:

“Hemos tenido suficiente religión para odiarnos, para crear normas y estructuras, pero no para amarnos.”

LO ÚLTIMO