Los nervios en una boda son normales, así se trate de la realeza británica. Eso lo dejó muy claro el príncipe Harry cuando, sin importar que tuviera cámaras apuntando hacia él y los ojos del mundo listos para no dejar pasar un solo detalle su unión con Meghan Markle, le dijo a la novia “Me estoy cagando”.

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Sus palabras vinieron después del romanticismo, cuando le dijo a la exactriz estadounidense, y ahora duquesa de Sussex, que tenía mucha suerte y que estaba increíble, justo cuando la tuvo enfrente por primera vez en la capilla de San George.

Después de la ceremonia y una primera recepción, la pareja se cambió sus atuendos para ir a la celebración más íntima que les organizó el príncipe Carlos, padre del novio.