Según contó en una entrevista de La Red del canal Caracol, la actriz y bailarina llegó a Bogotá cuando tenía solamente 16 años. En ese momento sus padres atravesaban dificultades económicas, sin embargo, la suerte nunca la abandonó y gracias a la generosidad de muchas personas, Carolina pudo continuar estudiando ‘ballet’, lo que le abrió las puertas en el mundo de la televisión.

Comenzó actuando en comerciales y como extra en algunos programas, hasta que la llamaron para representar el personaje de una niña bailarina. Su situación mejoró considerablemente y con el papel pudo terminar de pagarse el colegio, no obstante, todavía necesitaba dinero para viajar a Cuba para concursar con el grupo de ‘ballet’. Las monjas del colegio donde estudiaba le obsequiaron la plata y finalmente pudo viajar.

Desempolvando los viejitos

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Carolina triunfó con todos los proyectos en los que participó, y su talento la llevó a ser considerada como una de las mejores actrices del país, aunque tiempo después dejó de recibir llamadas para trabajar en televisión. De hacer novelas que duraban años, pasó a actuar en producciones de solo meses.

El encierro y el tiempo libre hicieron que Carolina descubriera nuevos talentos y aprendió a coser a máquina por internet, durante los dos meses que duró la crisis. Con el tiempo aprendió a llevar una vida más tranquila y a elegir los proyectos de cine, televisión y teatro que más le gustan.

Vintage

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En la entrevista, Carolina también confesó que lo único que le falta para ser feliz es tener un hijo. Está casada desde 2010 con el empresario argentino Mariano Bacaleinik, de quien se siente profundamente orgullosa.

La que les debía de cumple!

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