En contraste, algunas áreas en las que hoy no se produce café podrían utilizarse en el futuro para este cultivo, según esta investigación realizada por un equipo internacional.

El estudio no solo realiza una proyección de cómo impactará el cambio climático en la producción del café, sino también del efecto que tendrá en especies polinizadoras, como las abejas, que facilitan la producción.

“El estudio permite ver cómo el cambio climático podría modificar las áreas con capacidad de producir café, es decir, en qué zonas se perderá o ganará aptitud para este cultivo”, dijo Pablo Imbach, investigador del Centro Internacional de Agricultura Tropical de Vietnam, quien lideró este trabajo.

El análisis incluye áreas “que en el futuro no tendrán un clima apto para la producción de café, así como aquellas que no lo tienen ahora pero lo podrían tener en el futuro”, agregó Imbach.

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La comunidad científica sabe que el cambio climático causará cambios en los cultivos y en las especies polinizadoras, lo que tendrá consecuencias en la disponibilidad de alimentos y en la economía de los pequeños productores.

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“Sin embargo, no se había evaluado la manera en que los cambios en la distribución de las abejas se acoplaban a los cambios en la distribución de las áreas aptas para producir café”, señaló el investigador.

En este estudio, el equipo creó un modelo con las distribuciones potenciales del café y de los polinizadores de ese cultivo bajo el clima actual y el que podría haber en un futuro en Latinoamérica.

Con ese modelo, buscaron comprender si las áreas que en un futuro serán aptas para la producción de café también serán adecuadas para las especies polinizadoras.

“Nuestros resultados sugieren que las áreas aptas para el café se reducirán entre 73 y 88 por ciento hacia 2050 en escenarios cálidos, una bajada entre 46 y 76 por ciento mayor a lo estimado en evaluaciones mundiales”, indica el estudio.

“Aunque hallamos una reducción en la aptitud para el café y en la diversidad de las especies de abejas en más de un tercio de las áreas que en un futuro serán adecuadas para el café, todas las zonas albergarán potencialmente al menos cinco especies de abejas, lo que indica la continuación de los servicios de polinización”, agrega el texto.

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Según Imbach, al simular los efectos del cambio climático sobre el café y las abejas, la comunidad científica puede “entender la magnitud y sitios en que ocurrirán estos cambios”.

También a partir de un análisis con estas características, los especialistas pueden hacer recomendaciones a los productores “para apoyar su adaptación al cambio climático”.

En ese sentido, el investigador sostuvo que todavía “hay varias rutas que necesitan ser exploradas”, por ejemplo, el tipo de medidas específicas y los mecanismos adecuados para implementar las medidas de adaptación.

Por otro lado, aún es necesario ver qué alternativas hay “para los medios de vida de los actuales productores de café en tierras que perderán aptitud para el cultivo”.

Otro de los puntos a tener en cuenta, según Imbach, es “el tipo de efectos que podrían generarse en las nuevas tierras aptas para el café”.

EFE

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