Mientras las fábricas se llenan de robots y desplazan a los trabajadores, quienes se ganan la vida con habilidades sociales no tienen por qué preocuparse. Y pese a que ya se están diseñando software de inteligencia artificial para reconocer emociones en el rostro y voces de las personas, se encuentra muy lejos de simular empatía genuina.

“Estudios revelan que las nuevas tecnologías amenazan cerca de 40% de los empleos existentes en Estados Unidos, y dos tercios de los puestos de trabajo en el mundo en desarrollo”, cuenta la BBC.

Lo sorprendente es que trabajadores dedicados al cuidado de niños y los maestros de colegios son los peor pagos, pero son algunos de los empleos que no podrán ser automatizados y seguirán siendo necesarios en el futuro, revela una encuesta de Business Insider.

Estos trabajos seguirán siendo necesarios el futuro, así que invertir en habilidades emocionales es una excelente idea, pese a que puedan pasar desapercibidas en muchos trabajos hoy en día.

Por ejemplo, el cajero del supermercado que te pregunta amablemente cómo estás, el supervisor que corrige a un empleado que ha cometido un error pero lo hace sentir apreciado y capaz, o un vendedor que observa el rostro de un cliente potencial para determinar su reacción a los productos que le ofrece.

“A medida que los robots empiezan a ocupar nuestros trabajos rutinarios, la habilidad de poder trabajar bien junto a otras personas está convirtiéndose en un factor de éxito en la oficina”, resalta el portal.

En 2016 el Banco Mundial evaluó 27 estudios sobre empleados, y descubrió que 79% de ellos resaltaron una habilidad socioemocional, como la honestidad o la capacidad para trabajar en un equipo, como factor determinante para la calificación de un trabajador.

Para los trabajadores de la salud es indispensable contar con habilidades emocionales en el cuidado de los pacientes. Dado el envejecimiento de la población en muchos países y, consecuentemente, con el crecimiento de enfermedades no transmisibles, la Organización Mundial de la Salud estima que para 2030 el mundo necesitará 40 millones de trabajadores dedicados al cuidado de enfermos.

Para quienes están vinculados con la educación es fundamental la interacción humana, a fin de motivar a los estudiantes, detectar potenciales problemas de desarrollo e inculcar habilidades sociales.

“Los cursos online fueron vistos en algún momento como una vía para elevar el nivel educativo, pero al final decepcionaron puesto que es imposible replicar las habilidades de un buen maestro. Por ejemplo, para identificar si uno niño enfrenta dificultades sociales o de desarrollo”, recalca la BBC.

Adicionalmente, el personal capaz de abordar estas tareas es mucho más valioso que contar con tecnología de punta.

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A medida que la población crece, más dinero es necesario para formar trabajadores con habilidades emocionales. El pago que estos reciben debe reflejar la importancia de su trabajo.

De acuerdo con los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos sobre los países en desarrollo, un pago más alto para un maestro está directamente relacionado con una mejor actuación de sus estudiantes.

En el futuro, las personas con este tipo de habilidades podrán ser contratadas para todo tipo de tareas. La automatización tiene el potencial de crear una enorme riqueza global. Es vital que se canalice parte de ese dinero en trabajos que involucren todas las capacidades humanas, resalta el portal.

Para hacerlo se puede optar por leer un libro, tomar descansos fuera de sus entornos habituales, hacer pausas para conversar con los compañeros de trabajo o caminar.

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