Los sectores que se verán afectados son los de carbón y acero dentro de la estrategia impulsada por Pekín para acabar con sus problemas crónicos de exceso de capacidad.

Así lo anunció hoy el ministro de Recursos Humanos y Seguridad Social chino, Yin Weimin, en una rueda de prensa en la que, por primera vez, el Gobierno del gigante asiático puso cifras al coste social que tendrán sus planes.

Junto a la reestructuración industrial, el ministro chino también dijo que el Ejecutivo está ultimando un plan para retrasar de forma gradual la edad de jubilación, que ahora es de 60 años para los hombres y de 55 o 50 años para las mujeres, en función del trabajo que desempeñan.

Yin subrayó las dificultades a las que se enfrenta la industria china debido a la transición económica del país y los excesos de capacidad que existen en ciertos sectores, por lo que advirtió de que en algunos casos no habrá más remedio que asumir pérdidas de puestos de trabajo.

“Aunque es una tarea difícil, tenemos mucha confianza en que, con los esfuerzos de todas las partes, intentaremos hacer bien esta transición de manera positiva y sensata”, declaró el responsable de empleo de China.

Las empresas tendrán la responsabilidad principal de ofrecer nuevas ocupaciones a los trabajadores que ya no sean necesarios, afirmó Yin, quien añadió que, para quienes tengan que salir de las compañías, los gobiernos locales prepararán programas de formación.

Asimismo, se incentivará el retiro voluntario de los empleados que ya hayan alcanzado la edad mínima de jubilación.

El Gobierno chino avanzó la semana pasada que establecerá un fondo de 100.000 millones de yuanes (15.300 millones de dólares, 13.800 millones de euros) para asistir a quienes pierdan su trabajo en el proceso de reestructuración industrial.

Según las cifras facilitadas hoy por el ministro de Recursos Humanos, de los 1,8 millones de despidos previstos, 1,3 millones serán en el sector del carbón y el medio millón restante en la industria siderúrgica, aunque no precisó cuándo se harán efectivos.

El carbón y el acero son las industrias designadas por Pekín para iniciar la eliminación de los excesos de capacidad y de las empresas que las autoridades han bautizado como “zombis”, firmas endeudadas y deficitarias que sobreviven únicamente gracias al apoyo de gobiernos locales.

El Consejo de Estado (Ejecutivo) de China anticipó a principios de mes que, durante los próximos cinco años, recortará su capacidad de producción de carbón en 500 millones de toneladas anuales, un 9 % de la actual, y entre 100 y 150 millones de toneladas anuales su capacidad de producción de acero, entre un 8,3% y un 12,5 %.

En ambos sectores, el gigante asiático es el mayor productor y consumidor mundial y, en el caso del acero, sus factorías producen cada año más del doble que las de sus cuatro inmediatos competidores (Japón, la India, Estados Unidos y Rusia) juntas.

China arrastra desde hace años ese problema que lastra la competitividad de los sectores pesados, dominados por las empresas públicas, y que ha provocado deflación en los precios mayoristas desde 2012.

Además, un informe publicado la semana pasada por la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China atribuyó a los excesos de capacidad las tensiones comerciales que se dan entre la potencia asiática y los Veintiocho y alertó de su impacto “destructivo” tanto para la economía global como para la local.

Se trata de una de las reformas estructurales que Pekín persigue desde hace años, pero que se ha ido posponiendo por las reticencias de las administraciones locales, temerosas por las posibles consecuencias para el empleo.

La tasa de paro urbano de China, un país que no divulga cifras de desempleo en el ámbito rural, se situó en un 4,05 % al cierre del año pasado, tras la creación de 13,12 millones de nuevos puestos de trabajo.

EFE

LO ÚLTIMO