El monto mensual que puede ganar un vendedor que use el sistema masivo de transporte bogotano como su sitio de trabajo es de 780 mil pesos, en promedio. Sin embargo, Arney Ramírez, que se dedica a las ventas informales en los articulados dice haber llegado a ganar hasta 2,4 millones de pesos en su labor.

“No soy ni mucho menos millonario, pero tampoco soy pobre, bendito sea Dios. Se lo debo a lo que hago”, contó Arney al diario Portafolio.

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Su labor consiste en narrar su historia ligada con la cultura paisa y a veces vende “cositas” para completar un sueldo que él mismo se puso: entre 70 mil y 180 mil pesos diarios.

Sin embargo, no es un trabajo fácil, como él mismo reconoce, entre otras cosas, porque Transmilenio no permite esas ventas y todo le toca bajo la informalidad (o ilegalidad) y cuando “los tombos” se lo permiten. Según cuenta, en un recorrido de 40 minutos fácilmente se pueden subir a un articulado más de 4 artistas, personas con historias o vendedores de diferentes productos.

Pese a esto, cuenta, la competencia cada vez es más complicada porque todos llegan a Bogotá con necesidad y anhelo de plata. “Hay trabajo pa’ todo el mundo y hay muchos que necesitan el dinero”, dice.

El obstáculo para la labor de Arney no está representado únicamente en la persecución de los policías, desde comienzos de año la gerente de Transmilenio, Alexandra Rojas, se puso como objetivo acabar con los vendedores en el sistema, señala el diario El Espectador.

A esto se suma que cifras reveladas hace algunos meses por la Defensoría del Pueblo afirman que en el 95 % de Transmilenio hay presencia de vendedores. Entre los productos que más se venden se destacan: maní de dulce o salado, ariquipe, ‘cucas’ y platanitos; incluso, hay reportes de que hasta las compañías de celular utilizan el sistema para vender sus planes en prepago.

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