El crecimiento económico de la región, que ha profundizado patrones de consumo insostenibles como el creciente uso del vehículo privado, no ha hecho más que ahondar estas diferencias y empeorar el tránsito y por ende el aire que los ciudadanos respiran.

El desafío empieza con “romper con las enormes desigualdades (…) porque las personas con menos recursos son las que más tienen que moverse para llegar a sus puestos de trabajo”, una media de 1 hora y 40 minutos en cada trayecto en Chile, recordó Cristian Bowen, subsecretario de Transportes de este país.

Y, tanto en Chile como en otros países de la región, las más penalizadas son las mujeres que son las más dependientes del transporte público, recuerda Paola Jirón, académica de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile.

El “transporte es determinante no solo en el cambio climático sino en la desigualdad, en las problemáticas de calidad de vida y cómo agudiza el aislamiento de las comunidades más aisladas”, dice por su parte la alcaldesa de Santiago, Carolina Toha, que también es presidenta del grupo asesor de alto nivel de transporte sustentable de Naciones Unidas.

Toha gobierna la ciudad más segregada y desigual, según ranking que elabora la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Movilidad sostenible y salud

La movilidad debe buscar el “equilibrio justo entre la sustentabilidad y el desarrollo”, dice Toha, partidaria de integrar a todos los actores del espacio público en la solución: desde los automovilistas, ciclistas, peatones, choferes del transporte público, taxistas o motoristas.

La contaminación que genera el transporte ha superado la capacidad de carga de la salud, alerta el mexicano José Luis Samaniego, director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la CEPAL.

En megápolis como Ciudad de México o Santiago, la concentración de partículas en la atmósfera supera en más del doble a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. La capital mexicana, de 21 millones de habitantes, vive desde hace mes y medio una grave contingencia ambiental y solo en Santiago, el pasado año se declararon 34 alertas ambientales.

Asimismo, las congestiones del tránsito en ciudades como Ciudad de México, San Paulo -con la mayor tasa de motorización de América Latina- Santiago o Río de Janeiro, tienen un costo económico muy alto, alerta el experto. “No se contabiliza y contrasta con el esfuerzo que se da al interior de los procesos productivos”, recuerda Samaniego.

Y es que la saturación de autos es directamente proporcional a la mejora de los ingresos.

“La calidad del servicio público de transporte y el patrón de consumo dominante promueve la fuga hacia el transporte privado”, explica Samaniego, pero el problema de congestión y consumo de combustibles fósiles no es de todos.

En Colombia, recuerda el experto, los ricos consumen el 80 % de la gasolina. Por tanto, los subsidios que en muchos países reciben los combustibles benefician sobre todo a los más ricos, que pueden comprarse un vehículo

La calidad de vida urbana debería ser una prioridad en la agenda estratégica del 2030, recomienda.

Cambio de paradigma

Por todo ello, la sostenibilidad y la integralidad van a tener que “permear al resto de los componentes de la política pública”, dice por su parte el argentino Ricardo Sánchez, responsable de la División de Recursos Naturales e Infraestructura de la CEPAL, quien aboga por “un cambio de paradigma”.

“Mantenemos estigmas de gobernanza que han sido ideados hace años”, recuerda.

“El desafío más grande para desarrollar un sistema de logística y movilidad complementario, integrado y de alta calidad en nuestra región no es solo financiero, sino intelectual e institucional”, sostiene Sánchez.

Pero nada de lo que se hace tiene sentido si los usuarios del transporte público piensan que es “una desgracia y no una ventaja y siguen soñando con tener un auto”, dice la alcaldesa de Santiago, que aboga por que las políticas de sostenibilidad y equidad “convenzan” ya que “hay muchas resistencias”.

Por Ana Fernández – AFP

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