Por lo menos ese es el argumento de  Cleóbulo Sabogal, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, que aseguró a revista Arcadia que en los billetes nuevos colombianos se comete el mismo error idiomático que viene de años atrás, como se puede ver en los anteriores.

En ese sentido, según dice, no es correcto escribir 50 mil pesos, sino 50.000 pesos.

La Fundéu, organización asesorada por la RAE, explica en qué consiste el error: “Cuando se trata de cantidades en miles hay que tener en cuenta que mil no es un sustantivo, sino que forma parte de un adjetivo numeral compuesto por dos palabras y no es adecuado escribirlo con cifras y letras”.

De ahí se deriva que no sea adecuado escribir 20 mil, 50 mil o 100 mil.

La fundación precisa que para el caso de ‘millón’, trillón’ y cuatrillón’ sí se pueden mezclar letras y números porque esas palabras sustantivos.

Sin embargo, a pesar del error en los billetes, el Banco de la República tiene una explicación de por qué las cifras aparecen así.

Según el Emisor, si se llega a aprobar una ley que elimina los tres ceros en la moneda colombiana, los nuevos billetes facilitarán el paso al nuevo peso.

“Es decir, los billetes de nuevos pesos mantendrían el diseño de los billetes de la nueva familia, eliminando los tres ceros y sustituyendo las palabras ‘mil pesos’ por ‘nuevos pesos'”, explica el Banco de la República.

Otros no ven en la escritura del billete, mezcla de digitos y letras, una tendencia más sintonizada con la escritura que facilita la vida a los usuarios, una prioridad de sitios web, por ejemplo.

Cuando se escribe una cifra compleja, en la medida de lo posible se debe tratar de simplificar la operación mental al usuario, excluyendo que tenga que contar digitos luego de la coma o punto. Eso es simplemente un tema de usabilidad (facilidad de uso).

Incluso se cuestiona la mayoría de manuales de redacción de medios de comunicación en Colombia y América Latina, que son copiados (inspirados) de El País de España, y que dicen que los números del 1 al 9 deben estar escritos en letras, y de ahí en adelante en números.

En escritura web, por ejemplo, esta es una mala recomendación, pues el dígito optimiza el espacio de caracteres limitados.

¿Y qué decir de estas convenciones cuando hay limitaciones de 140 caracteres y es difícil de leer en pantallas?

Todo se reduce a un tema de convenciones, pero otra cosa es convertir la convención en un dogma de fe, invocando la autoridad de la RAE o Fundéu, que no se caracterizan propiamente por su rápida adaptación a los tiempos.

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