Ese es uno de los principales hallazgos de una investigación publicada este lunes en el ‘American Journal of Preventive Medicine’, la revista científica de la Asociación de Medicina Preventiva de Estados Unidos.

El estudio, que estuvo a cargo de los investigadores Materia Daniel Aaron y Michael B. Siegel, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston, estableció que, durante el período analizado, “estas dos compañías presionaron contra 29 proyectos de ley de salud pública destinadas a reducir el consumo de refrescos o mejorar la nutrición”.

“Entre 2011 y 2014, Coca-Cola gastó de media más de seis millones de dólares al año en este tipo de acciones. PepsiCo gastó tres millones y la Asociación de Bebidas de EE UU, un millón”, dice el estudio.

“No es sorprendente el patrocinio penetrante en la salud nacional y en organizaciones médicas por las dos compañías de refrescos más grandes del país”, reza la parte introductoria de la conclusión del estudio. “Estas empresas presionaron contra la intervención de salud pública en el 97% de los casos, poniendo en cuestión el compromiso sincero de mejorar la salud del público”.

Los investigadores, que consultaron Internet y bases de datos para encontrar los registros de filantropía, de lobby y de gastos corporativos en la legislación de salud pública por las compañías de refrescos en Estados Unidos, advierten que “mediante la aceptación de la financiación de estas empresas, organizaciones de salud están participando de forma inadvertida en sus planes de marketing”.

Puntualmente, asegura el estudio, el objetivo de Coca-Cola y Pepsi era limitar las críticas científicas a los refrescos y restar apoyos a las leyes que limitan su consumo.

Llama la atención que entre los principales receptores de fondos por concepto de “esponsorización” (o patrocinio publicitario) están la Asociación de Diabetes de Estados Unidos, la Fundación de Investigación de la Diabetes Juvenil, la Academia Americana de Pediatría, la Sociedad Americana de Cáncer, la AMA (mayor asociación de médicos del país), la Cruz Roja, el Centro de Control de Enfermedades (principal agencia del gobierno de Estados Unidos encargada de la protección de la salud y la promoción de hábitos sanos) y hasta la ONG Save the Children.

En la lista de beneficiarios también están la Escuela de Medicina de la prestigiosa Universidad de Harvard y la Universidad de Carolina del Sur (al final de esta nota encontrará el listado completo).

Los investigadores recuerdan que la obesidad es un problema de salud pública generalizada, y que en la reducción del consumo de refrescos en Estados Unidos es importante para poner freno a la epidemia de obesidad.

“Sin embargo, varios artículos y un libro sugieren que las compañías de refrescos están utilizando sus recursos para impedir las intervenciones de salud pública que podrían reducir el consumo de refrescos”, agregan en el documento final. “Aunque el patrocinio corporativo de las empresas de tabaco y alcohol se ha estudiado ampliamente, no ha habido ningún intento sistemático para catalogar las actividades de patrocinio de las empresas de refrescos”.

Pero hay otro punto sobre el que llama la atención Materia Daniel Aaron, citado por El País, de España: “Nos hemos centrado solo en organizaciones que operan en Estados Unidos, así que el número de entidades que reciben fondos de estas dos empresas en todo el mundo debe ser mucho más alto, de cientos o incluso miles”.

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