Además del británico, Contador mantendrá su particular ‘duelo’ con nombres de la talla de los italianos Fabio Aru (Astana) y Vincenzo Nibali (Bahrain-Merida), el francés Romain Bardet (AG2R) y el colombiano Esteban Chaves (Orica), tercero el pasado año en la ronda española.

“No creo que haya una despedida mejor que en la carrera de casa y en mi país”, aseguraba Contador el pasado 7 de agosto al sorprender a todos con su anuncio de retirada.

A sus 34 años y con 2 Tour de Francia (2007, 2009), 2 Giros (2008, 2015) y 3 Vueltas (2008, 2012, 2014) en el bolsillo, el ciclista de Pinto espera despedirse con una victoria luego de las 21 etapas y los 3.324,1 km de la 72ª edición de la competencia.

“Tres semanas de ensueño”

En caso de una victoria, Contador igualaría el récord de victorias de la prueba que detenta su compatriota Roberto Heras (2000, 2003, 2004, 2005).

“Estoy seguro de que van a ser 3 semanas de ensueño, disfrutando de vuestro cariño y estoy deseoso de que llegue”, indicó el corredor.

El español siempre ha dicho que le gustaría retirarse en la cima y qué mejor manera de hacerlo que llevándose su cuarta Vuelta, que ha decidido homenajearlo concediéndole el dorsal número uno.

El objetivo de ganar parece complicado, pero lo que asegura la presencia del ‘Pistolero’ en la ronda española es combatividad hasta el final.

Los aficionados todavía recuerdan su arreón el pasado año en la subida a Formigal, donde su asociación con el colombiano Nairo Quintana acabó costándole la Vuelta a Froome en beneficio del suramericano.

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“Hay etapas (…) como la de Formigal que se salen del guion. La carrera revienta y te ves ahí en medio. No son victorias, pero son momentos que me gustan. La gente los recuerda incluso más que algunas victorias”, decía Contador en enero pasado.

Perteneciente al selecto grupo de los que han ganado las tres grandes vueltas, Contador podría verse beneficiado por el perfil montañoso de la prueba frente a Froome, que tras imponerse en el pasado Tour de Francia quiere conseguir su primera Vuelta a España en lo que sería un doblete inédito desde que en 1995 la Vuelta pasó a disputarse en septiembre.

Un Vuelta ‘despiadada’

“Tengo la oportunidad y lo voy a intentar”, dijo Froome a la página web de su equipo, recordando que fue “segundo en 3 ocasiones (2011, 2014, 2016) y ahora me gustaría ganarla”.

“La vuelta es una carrera que me encanta pero es despiadada. La carrera siempre es mucho más montañosa que el Tour de Francia y las condiciones son más duras”, explicó el británico, que precisamente saltó al primer plano en esta prueba hace 6 años.

Hasta 9 llegadas en alto están previstas en esta Vuelta a España, entre ellas la situada en el inédito Alto de los Machucos, en Cantabria (norte), el 6 de septiembre en la 17ª etapa, con rampas que llegan al 28 %.

No obstante, Froome también contará con algunas bazas para encarrilar su asalto al podio de Madrid.

Para empezar, la ronda española comenzará con una contrarreloj por equipos que podría permitir al británico y a su Sky aventajar a algunos de sus principales rivales, y en la 16ª etapa, una larga crono individual de 40,2 km tendría a Froome como gran favorito.

“Creo que va a ser una carrera excitante”, consideró el cuatro veces campeón del Tour de Francia.

Segunda parte del duelo

El espectacular duelo que ofrecieron por las carreteras francesas el Tour el pasado mes de julio Chris Froome (Sky) y Romain Bardet (AG2R) tendrá continuidad en la Vuelta, que, para añadir un poco más de morbo, parte este sábado desde la taurina ciudad gala de Nimes.

Froome y Bardet llegan a la Vuelta 2017 con espinas clavadas que quieren extraerse, aunque por motivos bien diferentes. Para poder lograrlo deberán superar al dúo transalpino formado por Vincenzo Nibali (Bahrein Merida) y Fabio Aru (Astana), así como al siempre imprevisible Alberto Contador (Trek Segafredo), o a otros que creen llegado el día en el que pueden presentar su candidatura al triunfo final.

El francés Bardet se ha convertido en uno de los abanderados de la generación del 90, la que ya está tratando de empujar hacia los laterales a los hombres que han superado la treintena, pero que todavía siguen mostrándose tremendamente fiables y con escasas fisuras en su rendimiento.

En el Tour, allí donde todos y cada uno de los contendientes ofrecen lo mejor de sí mismos porque saben que cada acción positiva vale su peso en oro, ya fue segundo en 2016 y el pasado julio fue el rival más sólido de un Froome que terminó sumando su cuarto jersey amarillo en París.

Sin embargo, todo el fruto de su gran trabajo, con victoria de etapa en Peyragudes incluida, se quedó al borde de irse al traste con una calamitosa contrarreloj en Marsella. Allí llegó segundo y soñando en amarillo y salió dando las gracias por no haberse quedado también fuera del podio.

Tradicionalmente la Vuelta, muy por delante del Tour y el Giro, ha sido un pozo de sorpresas en sus vencedores finales como han sido los casos en los últimos seis años del cántabro Juanjo Cobo (2011) o el estadounidense Chris Horner (2013), por citar los más cercanos.

Con AFP y EFE

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