En la ida, jugada en Alemania, habían sacado un gran empate 1-1. Pero en menos de media hora todo se derrumbó en Anfield Road, pues caían 2-0. Todo parecía perdido, pero el entrenador de los ‘reds’ nunca aflojó.

El equipo inglés descontó, pero luego el Dortmund volvió a ampliar la ventaja a 3-1. En ese momento, sin embargo, Klopp seguía animando a sus jugadores. Tanto así que cuando llegaron los tres goles de su equipo, casi se vuelve loco.

Al finalizar el partido fue a buscar a su colega Thomas Tuchel y a varios de sus exdirigidos para saludarlos y consolarlos, y luego se fundió en un festejo con su actual equipo de trabajo.

Luego, en la celebración, saltó como un niño para abrazar al brasileño Philippe Coutinho, autor de uno de los tantos.

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