2 horas y 26 minutos batallaron Williams, de 36 años, y Vandeweghe, de 25, por un cupo en la final del primer Grand Slam del año, que al final fue para la más experimentada, con un marcador de 6-7 (3/7), 6-2 y 6-3.

Durante el torneo, Venus se benefició de un cuadro muy favorable: su adversaria mejor clasificada fue la rusa Anastasia Pavlyuchenkova, numero 27 mundial.

Vandeweghe, de 25 años, ocupa por su parte el lugar número 35 y ha tenido un recorrido remarcable en este torneo: eliminó a la defensora del título y número uno mundial, la alemana Angelique Kerber, en octavos de final, y después a la campeona de Roland Garros, la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza (N.7), en cuartos.

Williams cometió muchos errores en el primer set (17) antes de enderezar el tiro. Se mostró muy sólida en el servicio, con 11 saques directos (aces) y jugó mejor los puntos importantes.

Por su parte, Vandeweghe arriesgó pero a costa de cometer muchas faltas (51, incluidas 11 dobles faltas) y no supo aprovechar sus oportunidades (solo convirtió una de sus 13 bolas de rotura).

“Ha jugado bien. He tenido que luchar en defensa todo el tiempo”, reconoció Venus, que confiaba enfrentarse en un noveno duelo en final contra su hermana (6-2 para Serena).

Me gustaría más que cualquier cosa verla al otro lado de la red el sábado”.

Su hermana no la decepcionó. Sin demasiadas complicaciones, la menor de las Williams derrotó a la croata Mirjana Lucic-Baroni en dos sets, por 6-2, 6-1, este jueves en Melbourne.

La tenista estadounidense Serena Williams, número dos del mundo, disputaba su octava semifinal individual en Melbourne. Ganó las 8. Solamente perdió una final, la de 2016 con la alemana Angelique Kerber.

Familia de campeonas

Esta será la novena final entre las hermanas Williams en uno de los cuatro torneos del Grand Slam y la primera desde la edición de 2009 en Wimbledon, cuando ganó Serena.

Esta será la 15ª gran final y la segunda en Australia para la jugadora más veterana del circuito, que ostenta siete títulos de Grand Slam: 5 en Wimbledon y 2 en el Abierto de Estados Unidos.

Entre 2010 y 2014 la carrera de esta estadounidense de gran talla (1,85 m) se había eclipsado, en parte debido a problemas de salud. Durante tres años y medio, no logró participar en la segunda semana de ningún torneo mayor.

Pero no tiró la toalla y desde el año pasado parece revivir una segunda juventud. En julio llegó a las semifinales de Wimbledon y emprendió el Abierto de Australia como número 17 del mundo.

Siendo grandes rivales, eran casi imbatibles como compañeras. En Australia, ostentan cuatro títulos en dobles femeninos, 16 de Grand Slam, y tres oros olímpicos.

Con información de: AFP

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