Ayer domingo, las lágrimas de Alberto Gamero eran de “valentía, de un guerrero, de un trabajador al que las cosas le están saliendo”, manifestó el estratega a Fútbol Red al término del compromiso en el que su equipo logró su paso a la final de la liga colombiana después de imponerse en penaltis 4-2 al Atlético Bucaramanga.

Sin embargo, su felicidad contrasta con esa curiosa jugada del destino en el que si es campeón dejará sin posibilidades al Junior de Barranquilla de disputar un cupo a la fase de grupos de la Copa Libertadores de América.

Un pequeño conflicto de intereses” dicen algunos aficionados en las redes sociales que lo cuestionan, aunque otros también lo apoyan, por haber definido su paso al cuadro barranquillero faltando los dos partidos más importantes del torneo.

Al respecto, Gamero ha negado que su contrato con el Junior incida en su compromiso de ganar con el Deportes Tolima, que se medirá a Independiente Santa Fe para definir al segundo campeón del año, y, por el contrario, según dijo, su mente “está puesta en ser campeón” y está “enfrascado en mi Deportes Tolima para que se puedan retractar de tantas cosas que se han dicho”, comentó al portal deportivo.

En su defensa, el periodista barranquillero Rafael Castillo Vizcaíno, del diario El Heraldo, manifestó que Gamero está “en libertad de garantizar la buena opción laboral que se le presentaba” y que no tenía por qué aplazarla o ponerla en riesgo por culpa de las “suspicacias y las dudas”.

Castillo se refería, por supuesto, a las incómodas revelaciones que hizo el dueño del equipo ‘pijao’, Gabriel Camargo, al divulgar el trato que Gamero habría pactado con el quipo tiburón para la temporada 2017, incluyendo hasta el valor de la transacción, informó el mismo medio.

Con el respeto que se merece don Gabriel, es una falta de respeto, primero porque en los medios no se debe hablar de cifras, ¡jamás!”.

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