Williams, quien fue madre de una niña en septiembre, no jugaba un partido oficial de sencillos desde su victoria en la final del Abierto de Australia, el 28 de enero de 2017.

Serena saltó a la cancha central con algo de retraso sobre el programa inicial y esa espera pareció pesarle en los primeros ‘games’.

Precipitada, algo carente de forma y visiblemente nerviosa, la exnúmero uno del mundo a sus 36 años reconoció incluso estar “un poco oxidada” tras su triunfo. Se notó y su rival le peleó cada pelota a lo largo de toda la contienda.

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“Cada día va a ser un desafío. Sé que me sobrepondré. Lleva tiempo volver”, indicó tras el choque.

Solo fue capaz de anotar cuatro ‘aces’ con idéntico número de dobles faltas y logró acertar únicamente el 58% de sus primeros servicios.

“Definitivamente no fue un partido fácil. Estoy un poco oxidada pero no importa, estoy aquí en este viaje haciéndolo lo mejor que puedo”

En segunda ronda, Serena se medirá a la holandesa Kiki Bertens. En caso de avanzar a la tercera fase, podría medirse a su hermana Venus.

Con información de AFP.