Más de 13.000 gendarmes y 10.000 policías serán movilizados para “garantizar la seguridad de los espectadores, de los corredores y de sus equipos en los 3.540 kilómetros de carretera del recorrido”, indicó el ministerio de Interior.

“El primer riesgo en el Tour de Francia es el riesgo en la carretera”, declaró a la AFP el director de la carrera, Christian Prudhomme.

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“Cuando tenemos a 12 millones de personas en los arcenes de las carreteras, vehículos que pasan, corredores delante y detrás, hay que prestar atención para que el entusiasmo no haga decaer la atención”, comentó.

Por segundo año consecutivo y ante el riesgo de ataque terrorista, un destacamento de gendarmes del GIGN seguirá el trazado de la Grande Boucle.

Con sus dos escisiones, una por carretera y la otra en helicóptero, el destacamento del GIGN estará “preparado para intervenir lo más rápido posible” en todas las zonas, en medio urbano y en montaña, detalló una portavoz de la gendarmería.

En las primeras etapas, que tendrán lugar fuera de Francia, Christian Prudhomme precisó a la AFP que ASO, la empresa organizadora, tiene “acuerdos con las autoridades (de los demás países) aunque las fuerzas especiales francesas están en contacto con sus homólogas de los otros países”.

“Una de las novedades es que habrá catorce gendarmes con perros adiestrados para detectar explosivos en movimiento, que estarán encargados de estar cerca de los podios de salida y de llegada”, añadió Prudhomme.

Durante la llegada del Tour de Francia a París en 2016, en el marco de las prerrogativas del estado de urgencia, el prefecto instauró “una zona de protección y seguridad”, permitiendo restricciones de acceso individuales y colectivas, algo que se repetirá en esta edición.

Con AFP

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