El gran desafío del bicampeón de América será demostrar ante una selección europea y mundialista que no se olvidó de ganar y puede seguir peleando en la élite del fútbol mundial, pese a que mirará por televisión la cita de Rusia-2018.

Con Alexis Sánchez como estandarte, el plantel chileno se entregó a Rueda, un viejo lobo del fútbol sudamericano que dejó el popular Flamengo de Brasil para volver a dirigir una selección.

“Quiero ayudar al entrenador, no darle más problemas. Queremos ganar el primer partido y demostrar que en la Copa América y en el Mundial de Catar podemos pelear”, advirtió Alexis, al iniciar los entrenamientos de cara al duelo del sábado ante Suecia y el choque del martes frente a Dinamarca. Declaró Sánchez tras tomar la palabra ante el vacío que dejó el alejamiento del capitán del equipo, Claudio Bravo.

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El arquero del Manchester City -pilar del equipo campeón de América en 2015 y 2016- se marginó de la gira que marca el arranque de Rueda, alegando diferencias con la dirigencia del fútbol chileno.

A través de su cuenta de Twitter, en donde pidió “respeto”, aseguró que había sido convocado en contra de su voluntad, lanzando luego fuertes críticas al presidente del fútbol chileno, Arturo Salah, y su manejo de la selección.

“Queremos olvidarnos de las polémicas y hablar sólo de fútbol. Hacer las cosas bien y seguir adelante”, advirtió Sánchez al ser consultado por la polémica ausencia de Bravo.

En la parte técnica, el timonel, que llevó a la gloria al Atlético Nacional y dirigió a las selecciones de Colombia, Honduras y Ecuador, aseguró que apostará a la renovación sin descuidar a los referentes de una ‘generación dorada’ que aprendió a ganar.

Chile “va a partir con un fútbol vistoso y ordenado y conservar un ADN de fútbol atractivo. Vamos a potenciar las grandes virtudes del jugador chileno”, señaló Rueda el viernes en la última rueda de prensa previa al partido que marcará su debut al frente del combinado.

Con información de AFP