El interrogante ronda la caravana y, con seguridad, este lunes de pausa les debe estar devanando la cabeza a todos mientras toman el reposo después de las dos agitadas etapas de este fin de semana. Nadie sabe qué pasa por la cabeza de Nairo.

El punto de la carrera que provoca la reflexión comienza, precisamente donde terminó la novena fracción este domingo, en la estación andorrana de Arcalís. Allí Nairo llegó pegado a la rueda de Froome, sin mostrar la más mínima intención de atacarlo.

“Ahí estaba aún, pegado a su lado, la mirada imperturbable al frente sin gafas, la cara fresca recién bañada por un chaparrón intenso en la cima de Arcalís […]”, describe Carlos Arribas en una crónica publicada por El País, de España.

“A Froome —continúa el cronista, imaginando lo que sintió el líder—, tan delgado de amarillo, tan nervioso por la calma aparente de su rival, desconcertado, parecía que solo le faltaba preguntarle allí mismo a Nairo lo que decenas de aficionados le quieren preguntar todos los días […]: ¿pero qué haces aquí, detrás de mí, todavía? ¿Por qué no me atacas? ¿Por qué te contentas con saltar a mi rueda y allí quedarte agazapado?”.

Claro que los interrogantes tienen su origen en la realidad. El mismo Arribas cuenta que en la rueda de prensa que siguió a la etapa, Froome les dijo a los periodistas: “Eso me pregunto yo: ¿por qué no me ha atacado Nairo? Toda la etapa he ido con la mosca detrás de la oreja pensando ahora toca, ahora toca… Y al final pensé que Nairo haría lo de siempre, probarme en el último kilómetro. Pero no lo hizo. Quiero creer que fue porque estaba al límite, porque no podía más”.

“Froome pensaba que Nairo y su equipo estaban preparando un gran golpe, el gran terremoto del Tour, por lo menos, y aún faltan el [Mont] Ventoux y dos contrarrelojes y cuatro días durísimos en los Alpes”, advierte Arribas, con lo que, al parecer, se incrementa la expectativa entre los integrantes del equipo Sky sobre lo que pueda hacer Nairo, que guarda silencio demoledor.

En eso coincide la especialista en ciclismo Goga Ruiz Sandoval, que lanza en su blog una luz sobre lo que podría estar cocinándose en los cuarteles del Movistar: “En el camino a los Alpes [Nairo y Froome] se verán las caras una vez en la subida al Mont Ventoux etapa 12, en la crono individual (37.5 km) de la etapa 13 y otra etapa de montaña para cerrar la semana aunque no termina en alto el próximo domingo”.

Y aclara: “En ciclismo uno ataca cuando hay fuerzas, cuando el rival está en un momento débil y sobre todo cuando se considera que los dividendos de lo que se va a ganar supera el riesgo de lo que se puede perder […]. Entendemos que muchos aficionados quieren ver a un corredor hacer explotar al grupo, algo que a todos nos emociona. Pero esa condición de fuerza no se da todos los días. Hasta los más osados saben agazaparse para no dejarse leer las intenciones y verdaderas fuerzas”.

Eso lo debe saber bien el director del Movistar, José Luis Arrieta, que, como Nairo, tampoco da pistas de lo que pueda estar preparando como estrategia su equipo. Según Arribas, cuando le hacen a Arrieta la pregunta ¿por qué no ataca Nairo?, el estratega señala la figura de Nairo, “elegante sobre la bici, sin descomponer la figura en el momento de máximo esfuerzo, como si para él el esfuerzo no existiera, y dice, con Nairo así y con los Alpes que quedan, ¿para qué vamos a atacar ya?”.

 

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