Por eso, el pulso del Tour de Francia apenas late desde la pasada noche. El golpe que ha sufrido toda Francia y cualquier persona que ame la paz adquiere un sabor más amargo, si cabe, entre los aficionados al ciclismo. La barbarie tuvo lugar en el Paseo de los Ingleses de Niza, donde termina “la carrera del sol” todos los meses de marzo.

A este hecho se refirió el director del Tour, Christian Preudhommne, en su declaración matinal, cuando decidió que el Tour “no podía ceder ante los violentos que nos quieren cambiar nuestra forma de vida”. No olvidó la cita en el paseo marítimo de Niza, orgullosa de recibir una carrera que nació en 1933 y que se incluye en el calendario World Tour desde 2005.

A la ciudad de los Alpes Marítimos fueron las miradas y el pensamiento del pelotón del Tour, que guardó un minuto de silencio en memoria de las 84 víctimas del atentado. Entre ellos, el británico Geraint Thomas (Sky) y el australiano Richie Porte, los últimos que han levantado los brazos en el Paseo de los Ingleses.

Desde su creación la París Niza es una buena piedra de toque para los que empiezan la temporada, aunque el viaje de París hasta Niza no siempre garantiza el sol, que es lo que todos van buscando.

En palmarés caben muchos grandes campeones, entre los que destacan el irlandés Sean Kelly, vencedor de 7 ediciones consecutivas de 1982 a 1988, el francés Jacques Anquetil, el belga Eddy Merckx y los españoles Miguel Indurain y Alberto Contador, entre otros.

El alto de La Turbie y la Col d’Eze, el Mont Faron y la cronoescalada al Col d’Eze son puntos legendarios en la París Niza, lugares donde se juega el maillot amarillo que da derecho a entrar en la gloria del Paseo de los Ingleses.

Un santuario del ciclismo que vivió el horror de la violencia fanática en el día de la fiesta nacional del 14 de julio. El Tour de Francia llora por las víctimas, pero sigue su camino “con tranquilidad y dignidad”. Como los campeones que brillaron y volverán a brillar en Niza.

EFE

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