Cuando el público comenzó a gritarle e insultarlo por considerar que estaba regalando el partido a Novak Djokovic en la semifinal del US Open, Gael Monfils se encogió de hombros, pidió una lata de refresco para recuperar energías, y volvió a ser el mismo jugador atlético que pelea cada punto como si fuera el último.

Poco después, dijo que su extraña táctica de hacerse el que está contra las cuerdas fue deliberada, para “tratar de engañarlo” a Novak, y de algún modo cambiar ese 12-0 en su contra que marcan los enfrentamientos contra el serbio.

Pero de nada le valió. Además de enfrentar acusaciones de entregar el partido, fue borrado de cuatro golpes por Djokovic, número uno del mundo, que le venció 6-3, 6-2, 3-6, 6-2 para acceder a su 21ª final de Gran Slam y séptima de un Abierto de tenis de Estados Unidos.

“Traté de meterme en la cabeza de Novak”, dijo Monfils, de 30 años, que jugaba apenas la segunda semifinal de su carrera, después de aquella de Roland Garros de 2008.

La estrategia de Monfils creó estupefacción en el público, al ver como a finales del segundo set se colocó dentro de la línea de base para devolver el servicio del ‘Nole’.

Pero para algunos, incluido el ex campeón y comentarista de televisión John McEnroe, que no tiene pelos en la lengua, la actitud de Monfils fue “poco profesional”.

La gente comenzó a abuchear, y el galo se vio obligado a regresar a su estilo habitual, donde tuvo su mejor pasaje al ganar el tercer set 6-3 en 41 minutos.

Monfils ratificó la validez de su estrategia cuando el serbio comenzó a realizar dobles faltas y su servicio a dislocarse, lo que le provocó tal ataque de furia que se rasgó la camiseta al mejor estilo de Hulk, el Gigante Verde. “Él empezó a hacer dobles faltas. Yo empecé a darle pelotas más lento y él llegó a la red. Le pasé varias veces con tiros al fondo. Fue una genial estrategia”, declaró el francés.

Con AFP.